Bendita tecnología, bendito Internet, benditos vídeos, benditos creadores de contenido que hacen reseñas de libros y así me ahorran la tarea de leerlos para al final darme cuenta que no me gustan o que no me interesan, benditos narradores de audio-libros, benditos podcast, benditos documentales, en fin benditos aquellos medios que me enseñan y me educan en formatos distintos de la lectura.

Benditas transacciones electrónicas que me ahorran la tortuosa cola del banco, benditas apps de delivery, sólo cocinaré cuando mi espíritu lo pida.

Ahora escucho a mi madre mientras veo su rostro en mi pantalla, casi casi la acaricio con mis manos en videollamada.

Bendita la gente innovadora cuyas creaciones han facilitado la vida humana y han acortado múltiples distancias. 

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