¿QUÉ ES UNA FAMILIA?

¿QUÉ ES UNA FAMILIA?

Chris Candidovsky

09/12/2017

FAMILIA EN OBRAS

-No tengo ni idea de qué contaros.

-¿Sabes qué, abuelo? Siempre nos andas contando las mismas cosas.

-Sí, abuelo, pero no pasa nada de nada. Nos gustan tal como nos las cuentas.

-No, no lo creo. Sois niñas obedientes y educadas, pero no muy sinceras. No creo que alguna vez os haya gustado alguna de mis historias. Pero me sorprende una cosa, nunca me habéis preguntado nada sobre mí, mi vida, mis gustos, mis sueños. Os cuento mis historias pero no me conocéis ¿Cuál es mi canción favorita? ¿Qué pienso sobre la vida? ¿Y sobre la muerte?¿Qué soñaba ser de pequeño? Estas cosas no os interesan. No veis a vuestro abuelo. Veis a un hombre mayor que no tiene nada que ofreceros, nada que os pueda parecer fascinante, porque vosotros, los jóvenes sois los únicos que tiene algo fascinante que contar, que experimentar. ¿Me pasas el pan, Judith?

-¡Claro, abuelo!

-Yo sé cuáles son vuestros gustos. Os pregunto qué sentís cada vez que me contáis algo que os inquieta y que no os atrevéis a preguntar a vuestros padres. Yo os escucho, me parece que sois increíbles. Pero vosotras creéis que poner cara de escuchar es lo mismo que escuchar. Contestadme: ¿cómo conocí a vuestra abuela?

-Huy, a mí no me metas.

-Pero, abuelo, tú sólo nos cuentas historias de cuando tenías nuestra edad.

-¿Y por qué crees que lo hago, cariño?

-No sé, porque ¿entonces te sentías más vivo?

-¿Es eso? ¿Crees que ahora no siento nada?¿Crees que ahora me siento muerto? ¿Que vivo una vida prestada? ¿Qué os hace pensar que no me siento vivo? ¿Te sientes viva tú ahora? ¿Por qué? Tengo algo que contaros y quiero que me escuchéis bien. Estad atentas porque de esto sólo hablaré una vez.

-¿Abuelo?

-En realidad yo no soy tu padre, Elsa, así que tampoco vuestro abuelo, Judith y Nora.

-¿Qué? Estás bromeando.

-¿Cómo quieres que bromee con un tema tan serio como éste? Pregúntale a tu madre, Elsa.

-Sí, cariño, es verdad. Aunque no entiendo por qué te lo está contando ahora tu… él. ¡Fabián! Me prometiste que nunca se lo dirías. ¿Qué sentido tiene hacerlo ahora?

-Déjame contarlo, Anabel.

-Haz lo que te venga en gana, Fabián. Como siempre.

-Veo que ya tengo vuestra atención, gracias. Pues bien, tres meses antes de que tú nacieras, Elsa, tu padre te abandonó. Tuvo miedo, y un día, simplemente, desapareció. Nunca supimos nada más de él. En aquel entonces, yo estaba perdidamente enamorado de tu madre, ¡cielos, aún lo estoy! Y fui al primero que acudió para consolar las lágrimas. Una cosa llevó a la otra y los dos convinimos que había que darte un padre. Tu madre había vivido en una casa sin padre y fue muy duro para ella. No quería que tú tuvieras que vivir la misma experiencia.

-¡Mientes!

-No, cariño, no miento. Pensamos que lo mejor que podíamos hacer era casarnos. Te pusimos nuestros apellidos y convencimos a todo el mundo de que eras mi hija. Nadie lo iba a poner en duda, pues la memoria es frágil y nadie recordaría que tu madre estaba saliendo con ese maldito desdichado en el momento de quedarse embarazada.

-¿Cómo pudisteis hacerme esto?

-¿El qué? ¿quererte?¿darte una familia?¿darte un padre?¿un hogar? ¿Pero es que no entiendes que todo esto lo hicimos por ti, Elsa?

SILENCIO

-Pero tú eres nuestro abuelito igualmente, ¿no?

-¡Claro, Judith! ¡Nada tiene por qué cambiar! Sigo siendo vuestro abuelo ¿Crees que mi amor por vosotras, o por vuestra madre, va a cambiar en algo?

-¿Pero cómo quieres que te siga llamando papá? No eres nadie. Eres…eres…eres un maldito desconocido. No sé qué eres. No sé quién eres. Tú no eres de esta familia. Eres un impostor.

-¿Por qué? He estado 36 años cuidándote, cuidando de esta familia, cuidando para que no os faltara amor, cariño, respeto. ¿Recuerdas quién fue el que te llevó al colegio en tu primer día? Estabas tan aterrada que no me soltabas la pierna. ¿Fue un desconocido?¿Fue un impostor? ¿Y cuando cogiste las paperas? ¿Quién te estuvo leyendo cuentos durante 8 días seguidos?¿Un desconocido?¿Un farsante? ¿Quién te ha hecho reír cuando sólo tenías ganas de llorar?¿Alguien que iba con un disfraz de padre? ¡No, Elsa, no! Ser padre no es una cuestión biológica, es un compromiso. Tu “padre” biológico no lo tuvo, yo sí. Él desapareció porque le dio miedo ser padre. Yo también lo tuve, pero me comprometí por ti, por tu madre. ¿Crees que me arrepiento? ¡En absoluto! Fue la decisión más bella que he tomado en mi vida, y no sólo no me arrepiento sino que doy gracias por ella cada día de mi vida. ¿Entiendes eso al menos?

-¡Abuelito!.

-¿Qué?

-Yo te quiero igual.

-Lo sé, Nora, lo sé.

SILENCIO

-¿Me pasas la sal, Elsa?

-¿Y cómo se llama mi verdadero padre?

-No, no has entendido nada. Yo soy tu verdadero padre. Todo esto era una broma, algo pesada tal vez, pero era importante que tanto tú como mis nietas entendierais una cosa, y es que nunca debéis dar las cosas por sentadas, y que tenéis que preocuparos por conocer a los demás, a la gente que os rodea. Pero por encima de todo, debéis entender que es el amor lo que nos une como familia, y ese amor está basado en el compromiso, en la implicación, en la comprensión por el otro. Yo no soy un mueble, ni vuestra madre, ni vuestra abuela. Tengo una vida, unas emociones. No os pido que las comprendáis, pero sí que sepáis que existen. Compartir esa esencia, esa implicación en el otro es lo que hace de nosotros una verdadera familia.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS