Detrás del caudal veo a un hombre suplicando perdón,
entre sudor y lágrimas veo como el agua se convierte en vino
y como las golondrinas salen de sus nidos.
Espero impaciente la caída del zorsal,
que venga y pronuncie mi nombre,
es mi turno,
ansio ver al mundo arder.
Bajo tu lomo me siento tranquila a esperar mi muerte,
gritan mi nombre,
sigo yo,
pero me encuentro rodeada de luces de colores,
no te veo en ninguna esquina
no hay ruido,
me quedo quieta,
inmóvil,
con la sensacion de vacio entre las costillas
y con la mirada encendida.
Nos vemos.
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