Baby Davie usa el antifaz negro
como todo un gesto de cuna
Basura y despojos fueron sus nanas
hasta que alguien lo vio:
“Míra mamá, pobrecito” -dijo ella
Y a los días se cagaba sobre la cama
en mi fiesta de mi cumpleaños
…
Los tres felinos que habitaban la casa
bufaron sin remedio por el nuevo
El astuto Light supo rajar a tiempo,
se buscó un vecino solitario
Hombre amanerado que lo adoptó sin remilgos
Hoy, son inseparables
…
Swan y Mía fueron la resistencia
La más vieja lo tuvo corto
De entrada le zampó cachetadas de advertencia:
“conmigo no se jode” –repetía sin cesar
Pero fue Swan quien demostró su alto rango
en prácticas zen, se hizo casi invisible
…
Rasguñó y mordió mis manos con pasión,
tanto daba si le ofrecían comida
acariciaban o recogían su colmillo de leche
a fuerza de una alegre terquedad taurina
Él siguió en sus sietes. Imperturbable:
artero ejecutor de las leyes de su antifaz
…
Habituados a sus mañas “non sanctas”
cada uno a su manera aprendió a vincularse.
En mi caso, aprendí algo más del tal Baby Davie:
mi Diógenes felino me enseña a mordiscones
que la libertad no se negocia, por nada ni nadie
Esa es la ley de su antifaz
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