Triste y amarga noche tenga usted, vine a servirle como ha sido de costumbre, no obstante; me consuela recordarle que no me quedaré mucho tiempo, pues mi contrato con vos en un lapso más expira, ya que han pasado más de 252 días desde mi angustiosa pero ya esperada bienvenida. 


Ya me encuentro agotada de que sea mi intranquila compañía, seca por las lágrimas que cada madrugada me ha impulsado a derramar y delirante por el amor que personalmente le tuve que pagar y del que es absurdo hoy hablar, me da coraje al recordar que no lo supe cautivar.

 


Ay ese amor que tan caro me costó, pero al final me abandono, maldito y bendito, lo odio y lo necesito, pero ya no puedo, ni siquiera para él, hoy existo.


ᴾʳⁱⁿᶜᵉˢᵃ

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