Asombroso palpitar

Asombroso palpitar

Andariega

30/07/2020

Inmóvil Carmen, mira la ramita escoba amarga#bocadillo, utilizada para disciplinar hijos inquietos, padres desesperados.

Intenta acrobacias en una antena de televisor que parecía asta de bandera, aprieta muslos, cierra ojos, sostenida en el aire se pierde entre olores de alcaparras y otros extraños, desconocidos.

Mientras visten la cruz de mayo#bocadillo, los varones trepan el mango, agarran los verdes frutos para preparar jalea. En septiembre descalzos, mojan sus cuerpos en recios chorros de lluvia olientes a tierra oxidada. Los mangos podridos apestan. Suena el teléfono, atiende su madre, conversa y cuelga, acerca la ramita y dice: «¡Volviste a pelear!», interviene su abuela: «Me ha contado, ¡Fue en defensa propia!»…

Debajo de la mesa, sus hermanos hurtan sabores: Pimentones, ajíes dulces, cílantro, papas, huevos sancochados, cebollas, uvas pasas, plátanos fritos, aceitunas, cebollas, alcaparras, adornos reservados.

Su madre coloca otra fuente en la mesa: Limón con sal. Alerta ante las furtivas manos, deja caer a su boca un trago de vino sagrada familia. Dulce, sabor a gloria que dará su toque especial al guiso.

Brinca a la cocina, agarrada del viejo camisón de su abuela, susurra: «¡Enséñame, quiero ver!»… Con esfuerzo, sube la banca cercana al fogón, destapa la olla, escapan alados y avinagrados olores. Trocitos de carne oscura y escamas naranja flotan en asombroso palpitar, agitados por las burbujas de agua. Guisada, junto con huevos a punto de nieve y adornos, en capas se amagaran dentro de la bandeja de peltre.

Participa por vez primera en preparar pastel de morrocoy, peripecia que repetirá cada semana santa por algunos años, luego poco a poco dejara de hacerlo.

¡Pastel horneado, platos y cubiertos servidos!… De por vida ese aroma quedará prendido a ella. 

Sube el peldaño, empuja la puerta. En el corral, las gallinas picotean la tierra bajo la vista del único gallo. Improvisa un zapateo, como acostumbra hacer en franca provocación. Sigilosa, cierra la puerta, el gallo salta el quicio y aletea sobre ella. Pálida, interpone manos a su cara y las sacude con fuerza, se incorpora, lo enfrenta. ¡Carcajadas!… 

La familia espera en la mesa, su abuela regresa, trae un plato de spaghetti para Carmen, Se sienta y toma el servido para ella. 

Siendo la primera nieta mujer, comparte con su abuela gran complicidad, aprende de pausas y silencios, leyendas, coplas del llano venezolano, alimentos del alma. 

Idealiza el «gato e´rey» con alpargatas#bocadillo y filosas garras, espectro que expide azufre y sorprende a su abuela una oscura noche, dejando en su dedo anular una cicatriz en forma de cruz.  

De joven se encausa vegetariana, crea una red de protección animal. En ocasiones, persiste en soñar con ese gato o aquel gallo, sus fétidos olores y sagaces ojos.

Al Identificar en este pastel tres calificativos: Exótico#bocadillo , polémico#bocadillo  y, típico#bocadillo , relaciona las cuatros dimensiones del ser humano: Física, mental, emocional/social y espiritual. Confluencia de sensaciones y percepciones, inciertas, controvertidas e inevitables. Permanecen y afloran en complejas convivencia y comunidades, realzan aromas que impregnan la vida de colores: rosa guayaba, azul aguamarina, rojo sangre, negro de muerte. Consiguen entrar intangibles, escondidos, etéreos. Se filtran, adhieren y retienen así mismos creando estímulos aversivos o apreciables.

Impetuosos recuerdos. ¡Sonoros caparazones!…¡Aún golpeados, palpitan irreductibles!… 

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