Olvidar la noche de cena navideña,

es como olvidar las noches frías pero llenas de calor de la alegría,

es olvidar recitar los poemas contados con tanta elocuencia y pasión,

es olvidar las risas de los chistes y cuentos,

es olvidar los olores del ponche navideño,

de los exquisitos aromas de la cena,

es olvidar recordar como todos tratábamos de lucir nuestras mejores galas para la ocasión,

es olvidar la alegría que nos causaba tratar de hacer los pasos de bailes complicados y reír, y reír hasta lograrlo.

Pero, olvidarlo todo es olvidarte a ti.

Un día de alegría, de comida y bebida, no, yo no las olvido porque olvidarte es morir, y porque a pesar de que elegiste ese mismo día para partir, se fueron tu cuerpo, tu voz, tu mirada, mas no se ha ido tu Alma, porque en mi casa todavía se oyen los ecos de las risas, regresan a mí como ráfagas del tiempo los gritos de alegría, la música que se tocaba para esa ocasión, el ruido y el brillo de la luces de los juegos pirotécnicos en el cielo anunciado la llegada de la Navidad, todavía puedo percibir los olores de la comida que por largas horas durante la jornada habían preparado con ahínco mi abuela y madre para la ocasión.

Más el tiempo no vuelve, y como cada Navidad me siento aquí en la mesa lista para cenar y como cada año empiezan a llegar a mi mente los recuerdos uno a uno de tus poemas, tus chistes, de tu risa, y empiezo a evocar poco a poco los poemas, y los recuerdos que quisiera que con el paso del tiempo no se olviden, no, no, puedo olvidar porque olvidar esas noches sería como olvidarte a ti….

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