Soy la causalidad dirigida del amor eterno que habita y resucita en mí cada vez que me he sentido hecha mierda. Este AMOR siempre me salva de forma desafiante y feroz. He transitado por valles lejanos como una ráfaga naciente del huracán más temerario para lograr transformarme y aprender que solo debo ser como el pasto, como flor de maleza que no tiene nada y que todo lo tiene, que perdura y sobrevive huracanes.

Cuando mi camino y el camino de mis pares coinciden en la verdad absoluta de que sólo el corazón y el tiempo todo lo curan nacen nuevas fuerzas, más amor, más fuerza en la transformación, más fuerza de comunión.

Sólo por hoy y a sabiendas de que mis tiempos no son, ni serán nunca como otros tiempos, y que ningún tiempo de ningún otro será jamás como el mío, he aprendido cosas que siento que de no compartirlas, de no escribirlas se perderán sin cumplir con su propósito.

Razón de mi vida

Pasión de mi alma

Principio y final de mi ser.

Tengo una maestra muy especial que me enseñó muchas cosas antes de marcharse y que hoy por hoy me sigue mostrando el camino. Me protege, me ayuda a no desviar mi atención, me impulsa, me guía siempre hacia dentro, a mirar desde el pecho, a tener las manos siempre abiertas de ida y de vuelta, a estimular mi instinto, me enseña día a día algo nuevo sobre mí, algo nuevo sobre ella en mí. Soy consciente de todos mis cuerpos, de mi lugar en el universo y de su lugar a mi lado, será ella guía de cada uno de los que ama pues ese es su propósito, para eso vino y para eso se fue. La encuentro cuando miro a través de sus ojos que siempre han sido los míos, que siempre han sido suyos, allí… Donde me prometió que siempre estaría…


“Aquí estás… En todos mis silencios, en todos mis respiros, en los pajaritos que me acompañan donde vaya, en los loritos de la esquina de paseo Bulnes, en el primer rayito de luz que sale sobre la cordillera y que puedo ver desde el balcón que seguramente escogiste y pusiste en mi camino. Estás en todo lo que no esperaba, que hoy me llena el alma, me hace sonreír de nuevo y me va juntando los pedazos. En todos mis suspiros y en todas las lágrimas que me ayudan a hacerte espacio y a equilibrar tanto trabajo que se debe hacer para aprender de lo que más importa, para crecer con lo que más importa.

Todo lo bueno, todas las magias, todo lo que soy, en lo que me he transformado, lo que he aprendido y ganado es gracias a este ser.
Tenía siempre tanta razón, sus palabras, todas sus palabras, sus consejos, sus dichos se vuelven más y más presentes, ¡aquí está! en todas partes y en todas mis partes.”

Me enseñó como primer pilar, a ser siempre bondadosa y me costó muchas lagrimas, falsedades y momentos de profundo dolor encontrar el equilibrio entre lo entregado y lo recibido. Me enseño a siempre hacer el bien sin mirar a quien, hacer el bien porque de ese lado estamos, porque de esa forma se le enseña a las personas a no juzgar dolores ajenos. Me enseño y cultivo en mí la capacidad de ser espejo, de intuir y aconsejar sabiamente entendiendo que todos somos universos diferentes y que el tiempo siempre es y será justo con cada uno, que todo es recibido de manera fluida una vez que conectamos con nuestro propósito, con nuestros maestros, con nuestro ser interior y con nuestros guías.

Aprendí a tomar todo lo que me ha acontecido de frente, con miedos, sin resguardos, esperando y confiando en este lenguaje confuso pero a la vez tan claro. Confiando en mi forma loca, mágica e imposible, escuchando a mi instinto y siguiendo mi corazón.

“Estamos protegidos por nuestros dioses, por nuestra propia intuición, por nosotros mismos.

Aceptar y avanzar sin esperar a que la mente interceda, no por sobre el primer instinto nos salvará.”

Como si durante estos últimos 28 años de esta última vida fuesen el escenario final y culminación de todos mis karmas y la culminación de todo lo que he aprendido. Voy a terminar de una vez lo que vine a hacer y si el universo me lo permite espero tener la capacidad de resucitar a otros mientras les cuento sobre la forma precipitada que me trajo hasta este punto.

No existen los caminos incorrectos puesto que no podemos huir por siempre de nuestro destino, podemos tomar el camino largo y complicado, ese que no termina nunca de encajar, que es una lucha constante, una guerra en la que no importa cuán avisada esté… siempre, tarde o temprano TODOS pierden, algo muere, o podemos ir por nuestro propio y verdadero recorrido avanzando sin esperar siguiendo el camino del corazón, ese que te lleva a transitar por donde la magia existe, la magia que no te destruye, sino que te protege, te acompaña y te ayuda a crecer. Esa de la que te vuelves amigo y confidente, aquel lugar seguro en donde siempre encontraras respuestas, en donde siempre es presente, donde siempre es hoy.

Desde ese momento ya nada me desespera, pues hoy no sólo confío en las palabras de mi madre. Confío en mi camino, confío en mí y en la forma en que vibro mientras escribo.

Este amor que tiene el calor de mil soles y la quietud de la luna me permiten ser un ser de luz consiente, trabajador y valiente.

Soy la consecuencia kármica de todos los que fui.

De lo inherente que jamás muere.

De lo que renace y se transforma.

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