Si las musas se fueron un día
y me dejaron dolor de mano derecha para recordarme el sino:
hoy me arrepiento.
Palabras de ayer
que hoy me habitan.
Ya no las invoco.
En ocasiones les suplico que vengan al rescate
del aire que me asfixia
ajena a la pandemia.
Limpio los pisos y abro las ventanas
-que los cristales no impidan que vean hacia adentro-.
Perfumo mi casa a hogar
enciendo velas, incienso, palo santo.
Cocino para que el aroma diluya
y las musas entonces vengan a sentarse.
En ocasiones llegan de puntitas
a decirme: calma, el verso un día llegará.
Hoy es tiempo de repasarlo todo
de cambiar de piel
de buscar lo olvidado en los cajones.
Y la solitaria que soy, disfrutó la soledad
pero extrañó otras cosas:
salir sin miedo
respirar sin filtro
observar la luna.
Se me fue la primavera y no pidió permiso.
Y el verano promete algo igual.
Me he vuelto cómplice de pijamas
los lunes huelen a jueves
y el otoño de nuevo a primavera
esa que tengo que recuperar.
He llorado a mares
las ausencias y los duelos.
Extraño.
Extraño tanto
valoro más.
Hoy escribo en directo
como cuando vienen de visita,
me desnudo de todo:
pido perdón
disculpas
le hablo al universo
a mi luna que ya no es tan mía
y el verso no llega.
Tal vez es excusa
Pero en tiempos como este
resulta difícil
hacer poesía.
OPINIONES Y COMENTARIOS