Instrucciones para recordarte
Enciendo la vela que huele a Iris, tu aroma. Con la nostalgia adherida a mi piel, empiezo la tarea, la remojo poco a poco, la dejo fluir gota a gota, en llanto, en letras, en suspiros.
Abro la caja que me regalaste. Saco una a una las fotografías, ya el aroma de iris invadió mi cuarto y hay montones de fotografías con todo tipo de miradas de los mismos ojos azul de mar.
Entonces vienen uno a uno los recuerdos, en forma de palabras, en acciones, en un número telefónico, en la comida, en las canciones que escuchabas.
Suspiro.
Me levanto descalza, entre fotos y cartas, camino entre olores buscando algo más.
Busco la canción perfecta: “tu párvula boca que siendo tan niña me enseño a besar, piensa en mí”
Pensar en ti.
Todo se resume entonces a cerrar mis ojos y volver al vientre.
Recojo las cartas y fotos.
Apago la vela.
El aroma sigue, tú misma estas en mí.
Preparo entonces la sopa que hacías.
Llega Marina y reafirma el recuerdo: hiciste la sopa de mi abuela.
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