Hay algo nuevo cada día y tú, Antonio, lo sabes tanto como yo, vivimos tantas aventuras desde que llegaste por esas nubes y ahora que es de noche y tú no has levantado más las pestañas, me doy cuenta que en este valle entre estos montes y montañas tu silencio me pesa, tu ausencia se robó las pequeñas manchas de vino que no terminamos y tú al igual que yo has disfrutado este viaje, Antonio tú has sido de alguna forma mi continente y te he odiado tanto como a mi misma, por eso te amo tanto, por eso espero con tanto recelo el día en el que levantes las pestañas, te quiero Antonio porque has decidido arriesgarte a morir a mi lado y hemos dado la vuelta a este mundo que es de todo menos redondo y porque tú has sabido quedarte en silencio ante este cielo con nubes púrpuras y porque has sabido escribirme desde el otro lado del día, desde el otro lado de la noche, tú has sabido ser mi continente, mi hogar, mi cielo, mi amado Antonio, ¡abre los ojos! Escalemos la montaña que debimos escalar, ¡levanta las pestañas! La vida tiene las mejores formas de morir reservadas en los lugares más recónditos del planeta, ¡abre los ojos! Antonio, tu silencio me pesa.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS