Distancias

Así, re lejos

Sin ataduras, ni sobrenombres, ni caprichos escritos en la frente.

Sin la cursilería innecesaria, ni las palabras vacías que el viento bien sabe volar.

Te quiero así, honesto y completo desde antes de conocerte.

¿Quién sería yo como para creerme capaz de llenarte?

Te quiero así, re lejos, sin una vara que pueda medirlo ni cuantificarlo.

Te quiero porque nos veo juntos y algo dentro se moviliza.

Sos la bocanada de aire fresco que necesito después de un día entero de malhumores y corridas.

Porque me da paz verte dormir (imagen única en el mundo) y me gusta acurrucarme para sentirte mejor.

Te quiero, sin proyecciones ni expectativas, ni mochilas por cargar.

Sin tantas vueltas, ni con excusas, ni un para siempre que nunca es hoy.

Me doy el gusto de quererte porque me quiero primero y nada me hace mejor que compartir el placer con vos.

Y un brindis que resuena permitiendo decírnoslo todo con solo mirar.

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Iceberg

No existen caricias que puedan quebrarlo, ni cartas marcadas que expliquen por qué.

Su origen del caos proviene y mantiene, la magia atractiva que esconde su ser.

En el centro debe de estar lo mejor, hay que llegar al fondo para descubrirlo.

Si no te animás no pienso insistir… No subestimes, hay tanto más que no sabés.

Misteriosa aparición. Dame un motivo de tu rigidez.

Te juro que entiendo y te descongelo. Mentira, no quiero hacerlo en verdad.

Me gusta encontrarme con tu frialdad. Siempre voy por lo imposible.

Estás asomando y hay tanto debajo escondido en tu mar.

El faro ilumina esa luz plateada, los barcos se estrellan con rocas lejanas.

Y vos estás ahí, con tanto que ocultar adentro tuyo hoy.

Es de noche y la luna refleja toda la obscuridad que sabe expandirse.

Perdida en la negrura del fondo del mar.

Otra vez insisten en encontrarlo. No quiere salir a flotar.

Dame un sol tibio que derrita lo poco que queda en la superficie.

Y volverme a esconder con él.

Hundido hay tanto más que no sabés.