Me presento todos los días a mí mismo mirando por esta ventana. Mirando las luces de la noche, con un cigarro en la mano, preguntándome el porqué de mi pasado, presente y futuro; rememorando y riéndome, soñando despierto en el mañana, preocupándome por los quehaceres de hace unos minutos.

Hola, encantado de tenerte aquí. Me llamo Julián, pero mis amigos me llaman «El zorro» por mi astucia en general. Soy una persona tranquila, afable. Tengo una manía autómata de hablar conmigo mismo, mis amigos me dicen que estoy loco. Estaré loco, al menos no soy el reflejo de los demás.

Como cada noche, estoy aquí porque tengo un problema desde que tengo uso de conciencia. Tengo dos hermanos mayores, Alfonso (el mediano) y Arturo (por lógica, el mayor). No hay nada de extraño en principio, pero no sé si sabrás la suerte y el suplicio de tener dos «padres jóvenes». Con 18 años prácticamente cumplidos, me siguen tratando como un niño de 15 años. ¡Soy mayor de edad, por Dios! Pienso que todo debe de ser, por mis actos de vandalismo en mis años de «edad del pavo». Era un pequeño pícaro ladronzuelo callejero, que no dudaba en usar la fuerza si era necesario o algún arma de filo. Mis hermanos en consecuencia al enterarse de esto, me otorgaban como premio una soberana paliza. Sin exagerar. Se podría decir que era la oveja negra de la familia, todos con sus carreras acabadas y un futuro más que escrito. Mientras que yo estoy aquí, con apenas la ESO y un folio arrugado, mojado y medio quemado de mi futuro escrito. Odio que me den sermones, no aguantaba los domingos de misa, voy a aguantar las habladurías de mis hermanos, y menos ahora. Ya no viven en casa, pero siguen siendo cargantes, siguen sin dejarme pensar claro, siguen sin entenderme. Mi hermano mayor Arturo, es el más correcto, el más perfeccionista. Digamos que para mi madre es el mejor, por mucho que diga que nos quiere a los tres por igual. Ha sido el primero en aparecer en este miserable mundo, no me queda otra que tragar. Alfonso el mediano, también lleva en los genes esa perfección, pero le corrompe una ira interna heredada por mi padre. Y yo, el pequeño, el rebelde, el que tiene que quedarse con la ropa doblemente usada por sus hermanos, el desastre; ese soy yo.

De mi padre y mi madre puedo decir, en un aparte ya que no tiene nada que ver con mi problema, que mi madre es un ángel disfrazado de humano, la honestidad personificada. De mi padre tengo que decir, que era trabajador y bondadoso. Pero un veneno lo transformaba en un ser odioso, tal brebaje se denomina como alcohol. Dicha bebida del demonio hacia que mi padre pegase brutales palizas a mi madre, con lo cual , mis hermanos intervenían y no a base de palabras. En conclusión, veo a mi padre en intermitentes lapsos de tiempo.

Vuelvo al tema, hoy he tenido una fuerte discusión con mi hermano Alfonso. Por desgracia se enteró de que había robado una moto teniendo la mayoría de edad, es verdad que podía haber ido a la cárcel, pero había sido al poco de cumplir los años. Aún estaba madurando. Se lo intenté explicar de buenas maneras, pero esa ira se apoderó de su ser, me cogió por el cuello y me levantó contra la pared. No podía apenas respirar por la presión de su mano en mi cuello, entre eso y sus voces atronadoras, tuve que buscar la manera de remediar esa sensación de ansiedad que me provocaba la situación, me vi obligado a soltarle un codazo para liberarme. Le golpeé en el rostro y ambos caímos al suelo, aprovechando la conmoción que le había causado el golpe, salí corriendo de casa con el pensamiento de no volver.

Te he dicho que estaba en la misma ventana de siempre mirando las luces de la noche, es mentira. Estoy en un banco sentado mirando esa ventana. En todo el día me ha llamado mi padre, mi madre, Alfonso y Arturo. He estado hablando con Arturo, me ha dicho que es vergonzoso tener a otra bestia en la familia. Colgué por no poder soportar tales comentarios, es verdad que llegan a ser muy pedantes, pero hacen eso porque les importo. ¿Y yo qué hago? Darles nada más que disgustos. He de admitir que no puedo esconder el estar avergonzado, pero llevo tiempo sin hacer nada malo, quiero dejar atrás mi pasado y escribir mi futuro, como han hecho mis hermanos.

Sólo quiero una segunda oportunidad, sólo quiero mejorar las cosas. Sólo quiero volver a casa y pedirle perdón a mis hermanos, porque pase lo que pase, siempre serán una parte esencial en mi vida.

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