IDA Y VUELTA

Me escuece la corbata, me aprieta la chaqueta.

«las perlas no combinan con el salitre»
-confiesa la baronesa sofocada a mi lado-

Mi socio, por su parte me discute sobre la última inversión.

«estamos con el agua al cuello»
«aún no»,
-le respondo-

Un concejal, que coincide en nuestra reunión, especula sobre una futura explotación.

«debemos analizar la inversión»
-añade-

Y de eso se trata, de una inversión, aunque realmente parece que nadie,
en la patera en la que vamos, es consciente de la situación.

Año 2038, la sociedad del bienestar (donde los bienes están) reventó por exceso. Olvidamos que nuestro frenético ritmo, antinatura, contranatura y ultranatura era una locura. Nadie quiso percatarse públicamente de la sostenibilidad insostenible en la que la sociedad de consumo se basaba.

Y así sucedió, nos consumimos consumiendo, la llama se apagó y los polos se invirtieron. Europa y USA quedaron a oscuras, se acabó la matera prima y no tuvimos con qué alimentarnos. Las propiedades y las tecnologías no se comían.

«El cemento y el vinagre de módena no combina»
-volvía a increpar la baronesa que,
a causa de las horas al sol en medio del Atlántico,
desvariaba a la deriva-

Fue curioso ser testigo de los regateos en la 5ª Avenida. Los pro hombres suplicaban cambiar sus Armanis por comida. Las pro mujeres gritaban ofreciendo sus Manolos por bebida. Falló el sistema y, aunque todo el mundo lo intuía, nadie se atrevió a cuestionarlo en voz alta. El uso del biocombustible empeoró la situación dado que esquilmamos los campos para alimentar a un motor.

Y aquí vamos, rumbo a la costa africana los que hemos tenido suerte de embarcar. La mayoría con miedo,pues en clase de pilates no nos enseñaron a nadar… Ni a cultivar, ni a ordeñar, ni a navegar…

No nos queda otra que confiar en los restos del instinto. Con lo puesto y sin mirar atrás, los más ingenuos aún aferrados al portátil y al teléfono, inútiles carcasas carentes de energía.

El norte se ha vuelto sur y el Sur es ahora nuestro Norte.