Dentro de mí hay algo que no me gusta ver,
es la imagen de un pequeño y débil ser,
se posa frente al espejo esperando ver
la hermosa apariencia de su nueva piel,
se examina con detención sin resultados obtener,
se niega a creer que esa es la imagen que debe tener.
La niebla del pasado lo obliga a querer
ser más de lo que alguna vez fue,
mas el paso del tiempo lo aterra y no le permite satisfacer
con aquel reflejo el anhelo de crecer,
su lágrimas no dejan de caer
cuando ve que todos sus ideales se cumplieron al revés.
Busca desesperado la forma de encontrar
en sí mismo la luz que lo hará brillar,
mas la talla de la apariencia que quiere dar
parece querer hacerlo errar,
lo derrumba de a poco, haciéndolo sentir cada trozo caer
es así como destruye la escencia de quién fue,
queriendo hacer ver que es mucho mejor de quién solía ser,
tardó mucho en notar que lo que debía cambiar
no era más que la forma en que a su cuerpo podía amar.
Sonríe ampliamente cuando logra comprender
que perfecto jamás podrá ser,
la belleza que por muchos años reprimió
a gritos le pidió que de una vez por todas entendiera su expresión,
deseaba asimilar cómo es que podía a la cima llegar
sin en el intento su alma destrozar.
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