Escribo con sangre,

para vaciar mi cuerpo de todo lo que siento,

plasmarlo en un papel,

y que veas que no miento,

que no pienso mas que en ti,

y cuando no pienso, te sueño.

Sueño estar despierto,

sueño estar contigo,

y cuando despierto,

sueño despertar contigo.


Susurro su nombre y espero,

mas con pocas esperanzas,

de que conmigo vuelva,

junto a mi alma,

junto al fuego de mi corazón.

Destrozado, lamiendome las heridas,

herido con palabras,

que mi corazón refleja,

y mi alma arranca,

como un vendaval de sentimientos,

profundos, lacerantes y memorables,

en la memoria de quien los portó,

en la memoria de quien los sufrió.


Entre suspiros escribo palabras,

versos de una historia,

reflejos de un alma abandonada,

de un corazón roto,

de las trazas de un amor que acabó antes de empezar.

Un camino de lágrimas dibujado,

largo y tendido,

sobre un lienzo de sábanas,

en el que sueño contigo,

con tu sonrisa,

con tus ojos color miel,

despertando con el corazón rasgado,

y el rostro bañado en lágrimas.

Paso los días,

amargos y sombríos,

entre los muros de un corazón roto,

prisionero de mis propios recuerdos,

y de mi imaginación,

llorando lo que nunca dije,

sintiendo lo que nunca fue.


Siento,

mas siento poco,

puesto que todo lo que siento lo llevas dentro,

pero estas lejos,

lejos de mi,

con mis sentimientos más sinceros,

con mi corazón hecho prosa,

con todo el tiempo que me sobra dedicado a ti,

dedicándome a escribir,

sin dejar de sentir,

sintiendo el suspirar de mi alma por ti,

por mis sentimientos,

que te llevaste sin mi.

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