Cuando nos conocimos no sabíamos que nuestra vida estaría llena de casualidades, de encuentros y despedidas, de amores y desamores, de te quiero y te odio.
No sabíamos que tendríamos que querer a otros o creímos quererlos, para saber cuanto nos queríamos nosotros.
Cuando nos conocimos no sabíamos que nuestras vidas se cruzarían cientos de veces y volverían a separarse, no sabíamos que la vida y el destino jugarían con nosotros o tal vez nosotros con ellos.
No sabíamos que tendríamos que encontrarnos para reencontrarnos y después perdernos, no sabíamos que en cada cruce había un nuevo adiós.
Cuando nos conocimos no sabíamos que por mucho que nos empeñáramos siempre habría un vínculo, de esos que unas veces se estiran para alejarnos y otras se encogen para acercarnos.
Cuando nos conocimos no sabíamos que en ese momento y sin querer(nos), habíamos conocido al amor de nuestra vida.
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