No hay trabajo para todos

No hay trabajo para todos

Los ludistas eran un grupo de alumbrados, que en el siglo XVI

ya se dieron cuenta de que si dejaban que los mercaderes sustituyeran

la mano de obra por telares y otros artificios mecánicos, los menestrales

se irían quedando sin trabajo, poco a poco. Un rabino ludista de Praga

escribió un relato, que hablaba sobre el asunto. Se titulaba «El Golem».

Otra ludista, amiga de lord Byron, escribió algo similar. Lo título

«El nuevo Prometeo», una novela en la que el doctor Frankenstein se

creía Dios y creaba una criatura sin espíritu. En el año, 1924, tras una

revolución cercana, otra ludista  escribió el guión de un film llamado

«Metrópolis», en el que de forma equivocada, le echaba la culpa de todos

los males de la humanidad a los Rothchild del mundo y sus asociados.

Se equivocó. La culpa nunca es de los prestamistas. Es de los malos

mercaderes, que abolieron a todos los viejos dioses  y se fueron

convirtiendo a la nueva religión de los liberales: la Teotecnocracia.

llamado «metrópolis»

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