Mi mamá no trabaja, es ama de casa

Mi mamá no trabaja, es ama de casa

Amalia B.C

08/05/2016

    

    Antonia tenía mucho que hacer; la comida, las camas, ventilar toda la casa, planchar, tender la ropa, recoger a los niños del colegio, llevarlos a Inglés, y un largo y estresante etc…

      Ella enumeraba de memoria todo ese trabajo que hacía diariamente sabiendo que siempre se dejaba otras tareas por el camino. Todas las noches caía rendida, y se dormía cuando dejaba todo recogido y los demás dormían. Algunas veces aprovechaba para ver un poco la televisión, sobre todo los documentales de animales que tanto la gustaban, pero el ajetreo de todo el día no la dejaba a penas tener los ojos abiertos, parpadeaba de vez en cuando hasta que los ojos se le cerraban, y sin poder remediarlo se dormía en el sofá. Sobre las dos de la madrugada se despertaba sobresaltada, y se iba como una zombi a la cama.

    Esa misma semana uno de sus hijos, el mayor, tuvo que hacer un trabajo para el colegio. Se trataba de hacer una redacción sobre el trabajo de su madre o de su padre, y el niño decidió que lo haría sobre su mamá. Con ocho años debía explicar claramente que significa aquel trabajo que ella realizaba, a que se dedicaba y que significaba para él.  Por la tarde cuando fue a recogerlos y llegaron a casa, José, le pidió que le ayudara. Se sentaron como cada tarde ha hacer los deberes alrededor de la mesa del salón, y ella sin dudarlo ni un segundo, le ayudó.

    —¿Por donde empiezo?. — preguntó.

    — Púes explicando en que consiste mi trabajo. — contestó Antonia.

    El niño agachó la cabeza e intento concentrarse. De pronto, la miró y le sonrió como si le hubiese venido a la cabeza la mejor de las ideas, cogió el bolígrafo con entusiasmo, y comenzó a escribir:

     Mi mamá no trabaja, es ama de casa.

     Se quedó pensativo y arrastró suavemente el papel acercándoselo a ella.

      — Deja que lo vea.  — le dijo ella con una sonrisa.

     Cogió el papel entre sus manos y se le saltó una lágrima. Se sintió triste, porque a pesar de ser un niño pensó que tendría que darse cuenta de todo el trabajo que ella hacía, y esa frase le dolió. Debía explicarle que ser ama de casa era un trabajo no valorado ni remunerado, pero que aún así, las personas que lo realizaban trabajaban las veinticuatro horas del día, y eso indudablemente, era un trabajo.

    —José hijo… Ser ama de casa es un trabajo como otro cualquiera. No tengo un sueldo del que pueda depender, pero tengo la satisfacción de ver a mi familia feliz y de cuidaros. Piensa un momento en todo lo que hago durante todo el día y escribe sobre ello. Venga.

     José la miró muy serio y le dijo:

     — En mi colegio casi todas las madres trabajan fuera de casa.

    — Y yo lo hacía cariño, pero cuando nacieron los gemelos tuve que dejarlo. Nos salía más rentable que yo me quedara en casa. Tu padre y yo lo decidimos así.

    — ¿Te gusta quedarte en casa?.  — le  preguntó.

    —Si te soy sincera me gustaba mas salir a trabajar. No se… me encontraba mas animada, me arreglaba y disfrutaba mas de la vida. 

     — ¿Estas triste?  — dijo José mirándola tierna-mente.

    No contestó se limitó a mirar una foto que tenía en una repisa del mueble del salón y recordó lo bien que se sentía entonces. En la mencionada foto, estaba con unas amigas enfrente de un hospital. Ella había sido enfermera y lo dejo porque al tener a los gemelos supuso un enorme gasto… demasiados gastos que no pudieron cubrir. Decidió pedir una excedencia y ya habían pasado cuatro años de ello. Añoraba su vida pasada, pero nunca lo cambiaría por cuidar de sus hijos. Se sentía feliz de poder ayudarles de educarles, y de estar con ellos todos los días. A pesar de que a veces se sentía deprimida y cansada, le consolaba el poder decir, desgraciadamente, que siempre hay alguien en peores circunstancias.

    José la miraba y la veía como sonreía mientras observaba la foto. Se quedó embelesado mirando su rostro pálido y perfecto, y le dijo;

    — Mamá.

    — Dime cariño.

    — Ya sé como seguir mi redacción.

    — Adelante escribe. Solo quiero que sepas que cuando tú eras pequeño apenas te veía. Venía de trabajar y seguía trabajando aquí. Ponía lavadoras a altas horas de la noche, te daba de cenar, te bañaba y no descansaba mucho… con esto quiero decirte, que tu madre siempre ha trabajado dentro y fuera de casa. — dijo empujando el papel hacía él.

     — ¿Entonces borro el título?— preguntó confuso.

    — No. Explica porque pensabas eso. Quedará una bonita redacción cuando digas que tú creías que es así, y ahora ves que tu mamá si que trabaja, y que no para en todo el día.

     — Gracias mamá.

      — De nada mi niño.

       Se levantó de la silla y se acercó hacía él. Le dio un beso en la mejilla y le dijo muy bajito;

     — Sois lo más importante de mi vida y jamás me cansaré de cuidar de vosotros. Os quiero más que a mi vida.

   Se fue hacía la cocina, y cuando iba a entrar por la puerta giró la cabeza hacía él. Vio que José no paraba de escribir, y sonrió. Miró hacía el sofá echando un leve vistazo a los gemelos que estaban ensimismados frente al televisor, y se sintió feliz… muy feliz.

ama_de_casa7.jpg

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus