Desde el día que te marchaste
mi cama apesta a ausencia,
y no encuentro ningún perfume
que cubra el olor de tu recuerdo.
Odio las noches,
pues las malditas estrellas
se ríen de mi
cuando me ven llorar.
Y ahora que te has ido,
por fin comprendí
que nunca te tuve.
El frío de mi casa
y el silencio de mi alma
juegan a componer;
por ahora solo han podido escribir
pidiéndote que regreses.
Ahora mi única diversión
es cuando los miércoles
el cartero
trae consigo chistes
que me recuerdan a ti.
Ya no diferencio
entre dulce y salado.
y es que tu me dejaste
con un sabor amargo
cuando me hiciste pronunciar
aquel insípido adiós.
Dicen que la lluvia
trae consigo el olvido.
hace dos semanas
que vivo en un desierto.
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