1 de enero, 00:30 am, el alborozo en la calle no permitió ver el dolor de la muerte ni la magnitud de la tragedia, la alegría del nuevo año adormece los sentidos y la piel mandó, bailaron toda la noche, mientras el frío de la muerte cubría con su oscuridad la soledad en su aposento.
31 de diciembre, 9:00 am, los preparativos para despedir el año se daban, las familias hacían aseo, el sol calentaba. El aire húmedo y pesado sofocaba, las siluetas de las personas en la calle se reflejaban… y la muerte por aquella cuadra se paseaba… sus pasos no se escuchaban, quizás por los equipos de sonido con música decembrina que a todo volumen estaban.
11:00 am, En el interior de su cuarto, indeciso caminaba, su familia no se percataba de lo inquieto que desde hacía varias horas se encontraba. Salió, se fumó un cigarrillo, aspirando lenta y suavemente el humo que con la vida se le escapaba. Se paró en el andén, miró en silencio la cuadra, el sonido sordo de la música a sus oídos no llegaba; tiró el cigarrillo en la acera, entro, miró a su esposa y a sus hijos, se encerró nuevamente en su cuarto.
Hay una discusión, reproches, gritos y llanto. Sale del cuarto. En su espalda carga el peso de su destino. Saca una silla, se sienta en la acera, contempla en silencio el cigarrillo que aún humea.
11:30 am, se escucha un ruido ensordecedor, un eco seco; vuelan los pájaros, se apagan bruscamente los equipos de sonido, se impone el silencio, el tiempo se detiene, se impone la voz estremecedora de la muerte. Los vecinos se asoman, la imagen produce escalofrío.
– ¡Qué horror!- varias personas comentaban. -¡Qué Dios perdone su pecado!- decían las vecinas más viejas mientras se persignaban.
– Se nos tiró la rumba- murmuraban los más jóvenes.
– ¡Qué pena pero por un muerto, no vamos a dejar de hacer nuestra rumba!- Decía el más impulsivo de la gallada.
En el andén, una figura espectral. Aquel hombre cuyo nombre con el tiempo se ha olvidado, pero que su imagen, tendido en el andén con un balazo en la sien, como anécdota de fin de año quedara y que solo será superado por aquel muñeco de trapo que será quemado como señal de que muere el año.
Las horas pasaban y su cuerpo se calentaba debajo de la blanca sábana manchada del rojo que se escapaba del cuerpo y saciaba la sed del pavimento.
4:00 pm, Se llevan el cuerpo, su sangre se mezcla con el agua que huye por la alcantarilla. La gente voluntariamente se anestesia, la vida sigue, el festejo continúa, se acerca el nuevo año.
00:00 am, Mientras se encontraba en una fría morgue, un año viejo ardía como símbolo de alegría, los vecinos se abrazaban y emocionados gritaban feliz año nuevo, al tiempo que una familia lloraba… ¡Feliz año…muerto!, él, acabó con su vida el mismo día que el año moría.
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