Abrió un cajón y la caja de galletas que otros usan de costurero, Angustias prefería guardar momentos dulces en lugar de alfileres e hilos.
– Manolo, enséñame fotos.
– Mamá, Angustias perdóname, se que no quieres que te llame mamá.
– No es que no quiera, es que tu no eres mi hijo, eres mi marido y no somos tan modernos.
– No te preocupes, ¿Cual te apetece ver?
– Ésta, señalando una foto en blanco y negro, arrugada por el tiempo, una imagen no habitual para los años cuarenta,
– Siempre eliges la misma.
– Poco sé de esta foto, recuerdo que la abuela me contaba que la tomó el abuelo Manuel, y éstas sois vosotras en nuestra calle, la calle de Riego, me contaba que habían rodado una película, una de historias comunes, aparecía aquella tienda llamada “La Garantía “ la tienda de telas, botones e hilos, de esa tienda sólo queda el rótulo.
– De “La Garantía “ me acuerdo, aún me queda algo de memoria, recuerdo que las dependientas salían a tomar el sol cuando una parte de la calle se iluminaba durante las mañanas de invierno.
– Eso lo contaba la abuela, tu sólo eras una niña.
– En esta foto no soy la niña, soy la madre, que despistado estás Manolo.
Suelta la foto encima de la mesa.
– Bueno, ya está bien de recuerdos que el olvido me hace más daño que mi artrosis.
Mamá busca mi mano.
– Llévame a revisar si alguno de éstos se ha llevado una de mis habitaciones.
Le muestro como cada tarde habitación por habitación, en la puerta está Wendy, quien cuida de ella durante las noches.
– Nadie se ha llevado ninguna.
– Me quedo más tranquila, vete a trabajar Manolo, que el dinero no llega sólo a casa.
Mamá se dirige a Wendy :
– Nena, este es mi marido Manuel, así que cuando se vaya te pones a cocinar, ¿cómo has dicho que te llamas y de donde eres?
– Señora, mi nombre es Wendy y soy de Perú
– Con ese nombre eres seguro del País de Nunca Jamás, ¿ a que tu novio se llama Peter?
– Que graciosa es usted, mi marido se llama Washington como la ciudad, el sr. Juan tendrá que irse y ha de volver mañana.
– ¿ Juan? A mi me vas a decir como se llama mi Manolo, es de una gran familia de Granada.
– Mamá, soy Juan Manuel López de los Ríos y Roldán, tu hijo y de Manolo, como tu dices.
– Anda, anda, malafollá, como se nota que eres granaíno.
– Mamá, olvidé que me olvidaste, soy papá.
Al salir a la calle allí estaba el sol de invierno que daba en la puerta de “ La Garantía “ e imaginé a las chicas, de la tienda ya solo queda el rótulo, el trocito de sol y la historia que me contaba mi abuela.
Fin
CALLE DE RIEGO, BARRIO DE SANTS, BARCELONA
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