Bar de puerto. Complicidad absoluta.
Neblina de cigarrillo inunda la guarida.
Puñales danzan al son de las olas del mar.
Alcoholes que embriagan hechos que no podemos delatar.
Mujere-madres dan abrigo por una noche a sus hijos errantes,
que parten sin decir adios a un mar impredecible.
Bar de puerto, noches de juerga absoluta, noches de silencio perpetuo.
Honestos y rufiuanes pululan, se estancan en este oasis costero.
Cuando aparece la luz del sol, todo se desvanece como un sueño.
Bar de puerto queda vacío en espera del atardecer, donde sus sombras,
nuevamente cobran vida para una jornada de complicidad sin fin.
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