Apostar la familia…

Nunca pensó que al entrar a la tienda su vida cambiaría por completo, estaba probándose una camisa en el vestidor, cuando sintió que le miraban, él apenas entrar a la tienda se sintió atraído por la belleza de la dependiente y pese a que, no se detuvo en más, ni intentó nada, teniendo por descontado que tal belleza y tal diferencia de edades, solo lo podían llevar al ridículo, ahora no entendía nada. Ella estaba ahí abriendo la puerta del vestidor y viéndole cambiarse, mientras sostenía otra camisa en las manos, una que él no había siquiera solicitado. La aceptó, al igual que aceptó el cumplido y se aventuró a confesarle lo hermosa que le resultaba, añadiendo algo respecto a la diferencia de edades, como para dejar claro que si era consciente de su hermosura, también lo era de las enormes diferencias. Ni decirle que debía tener la edad de una de sus hijas sirvió de nada, ella estaba dispuesta a conseguir lo que se le antojaba y así fue, que el romance, la locura, la pasión y los regalos fluyeron por meses.

  Ya no es así. Él no siguió adelante porque estas cosas tienen su fecha de caducidad, pero también perdió a su mujer, a los hijos en parte y mucho del respeto que alguna vez sintieron.

  Ayer, habían pasado dos años de aquel entonces, la vio, ella también le miró, no hubo nada ni chispas, ni emoción, ni nada especial, él era un hombre más y ella cualquier joven, pero nada era lo mismo, mucho se perdió en el camino, y horas más tarde sentado solo frente al televisor de su pequeña habitación, recuerda lo sucedido y no logra explicarse por que dejo correr los dados en esa jugada, que le costó los tesoros que más apreciaba.

Ilustración cortesía de : FUJI ICHIKARA