Decidí regalarle una cubetera.

Tal vez,  para que reaccione ante semejante obsequio.

De alguna u otra forma, tenía que llamar su atención.

Sentada en la mesa de la cocina, añore aquellos momentos inolvidables, donde la palabra, tan solo la palabra, reinaba en almuerzos y cenas de familia.

¿Donde habían quedado las discusiones, las charlas, opiniones, chistes y porque no, malos entendidos?

¿Desde cuándo había enmudecido?

¿Por qué tenía dificultad en sus pulgares, la vista llorosa, dolor de espaldas?

¿A partir de cuándo, se encerraba con llave  en su habitación, bunker amado y venerado, lleno de olores adolescentes,  de suciedad inmaculada y respetada?

Llegue a dudar de su sexualidad. Punto.

Pase interminables minutos, esperando que saliera del baño, acompañado de su tablet, mientras yo juntaba las rodillas.

Las comidas normales, eran solo eso. Comidas.

Yo las presentaba con colores decorativos, en el mejor plato de cerámica, mientras ponía música y bailaba, revoloteando un pañuelo rojo, para mostrarle, que seguía viva y respirando.

Nada. Absolutamente nada.

Llegue a pensar que me había muerto. Fui al espejo de la cómoda, para ver si me veía en él.

Si. Mi imagen estaba reflejada. Es más, me respondía con un guiño del ojo izquierdo.

Me pellizqué las carnes, me tiré del pelo, sólo para sentir el dolor que marcaba la insensatez de seguir con vida.

Pizarrón en la pared. Tizas blancas. Notas diarias comunicadoras de acciones cotidianas.

¿Para qué? ¿Para qué?

Mi hijo era un zombie de la tecnología, a los pies de ésta nueva era cibernética y dolosamente invasiva.

Autista, momificado, con expresión de nada, pasaba la vida ante sus ojos, (que no podían mirar) más allá de las pantallas de sus computadoras…….

Sus celulares (dos o tres), pasaron a ser carne de su carne. Eran la perfecta extensión de sus manos.

Las redes sociales, todas, formaban parte hasta de la tela de sus sábanas.

Todos, sabían todo.

Todos, menos yo, que me rehusaba a entender, de una buena vez por todas, que estaba compitiendo y no acompañando, esta nueva etapa ciber- tecnológica.

Dios!!!! Sera que también los curas dan misa a través de twiter??

Después de largas sesiones de análisis, una luz clarificadora, vino hacia mí. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña….

Era la gran solución!!!

Tratar de comunicarme con mi hijo, a través de su nuevo lenguaje.

Entonces, junté coraje. Tarjeta de crédito en mano, partí hacia un comercio de venta en tecnología de punta.

Smarphone, auriculares inalámbricos, comando a distancia para Playstation 5, notebook, tarjetas de memoria(varias), cd de videojuegos asesinos, visores 3D de realidad virtual que conectan al celular o pc, creando entornos ilusorios del tamaño de una habitación.

Salí del comercio, mareada. Tome aire fresco. Respiré nuevamente, en forma profunda.

Puse en marcha mi auto, previa colocación del GPS, que con voz amorosa me indicaba por los caminos que debía ir hasta mi casa, sorteando algún accidente de tránsito, barrera de tren rota o piquete.

Llegué ilesa, dispuesta y con coraje, para darme la bienvenida a tan grande adquisición.

Subí a mi cuarto, pedí un delivery, y recién entonces, comencé a abrir las cajas, estudiar manuales y tratar de entender, donde conectar cada aparato.

Gracias a wifi, pude poner en marcha la pc, que me ofreció cual diccionario a través de Youtube, todas y cada una de las indicaciones pertinentes para comenzar a hablar el lenguaje adolescente.

De pronto, mi habitación, ya no era la misma.

Cerré las ventanas, prendí el aire acondicionado a distancia, gracias a mi super celular inteligente!!!

No tuve que bajar, puse en funcionamiento el lavarropas automático desde mi cama.

Una pequeña sonrisa de satisfacción, cortó mi rostro tieso.

El de no tener que bajar y subir las escaleras, me evitaba un ejercicio!! Que agradable sensación!!!

Tiré la máquina fotográfica, que a esta altura, era muy vieja.

Con tantos pixeles de resolución, programas para modificar las fotos a gusto y piacere, era más interesante……..

Conecté el plasma de 59 pulgadas, con efecto 3D, a internet, que a su vez conectaba con la ultima PlayStation, que a su vez, me permitía conectarme con Netflix, Facebook, Linkedin, Hotmail, Skype, y con cualquier página virtual que se me antojara.

Subí música de los setenta, a través de un pendrive, que anteriormente había cargado para tal fin.

Y mientras escuchaba a Sui Generis, pasaba fotos tamaño gigante, con una claridad realmente increíble.

Estaba tirada en la cama, fresquita, a oscuras, abriéndome a este placer casi, indescriptible.

Introduje un CD de juegos de muerte, el volumen lo puse al tope, y sentí el orgasmo real, cuando, al ponerme los visores 3D de realidad virtual que conectados al celular o pc, crean entornos ilusorios del tamaño de una habitación. De mi habitación……….

Un mundo de hologramas fantásticos, me invadía el cerebro, todos los sentidos, la tensión de cada músculo, se hacía doloroso mientras corría a un ladrón a través de una montaña, montada en una camioneta 4 x 4.

Mis ojos, ya no eran míos. El tiempo cotidiano real, se había esfumado.

Escuché el sonido del celu, que me avisaba que tenía mensajes de texto, wasap, correo electrónico y vencimientos……

De muy mala gana, enojada, molesta, puse pausa a mi juego. Me retiré los visores 3D de realidad virtual que conectados al celular o pc, crean entornos ilusorios del tamaño de una habitación.

Cuando mire la hora, no entendí muy bien que había pasado.

Pero peor fue, cuando vi la fecha, o sea, en que número y mes del año me encontraba.

Perdón? Me dije.

Quise gesticular una palabra, y nunca salió de mi boca, ni el más simple sonido gutural.

Creí que era de noche, no sabía si era otoño o primavera.

Tanta confusión, hizo que mi presión bajara a menos de 10.

Cuando quise levantarme, no pude.

No pude bajar las piernas, no pude sentarme, no pude caminar.

Mis 180 kilos, más o menos, me mostraron la cruda realidad o virtualidad en que viví. No sé, realmente, durante cuánto tiempo.

Entonces, recordé que podía comunicarme a través de mi súper celular. Pedir ayuda, auxilio, que mi hijo o algún vecino viniera a rescatarme de mi cama.

Nadie acudió mis wasap, mensajes de texto, Messenger y diferentes páginas de chat.

Nadie.

Comencé a temblar, un sudor escalofriante me mojó el cuerpo, no podía respirar, estaba en pleno ataque de pánico!!!!

Puse google inmediatamente, buscando una solución a esto que me estaba pasando.

En wikipedia, me aconsejaron que tenía que respirar adentro de una bolsa de papel, en lo posible.

Extendí en la medida que pude, mi brazo izquierdo en busca de algo que se pareciese a una bolsa, que seguro encontraría entre las colchas.

Solo, fundas de diferente tamaño de plástico transparente, vinieron a mi mano.

Me era casi imposible mantener la calma, una taquicardia inesperada, hizo que en forma segura, abriese una de las tantas bolsas, metiera mi cabeza dentro, y hacer lo que aconsejaban las páginas web médicas.

Tuve un llamado telefónico, puntualmente a mi número fijo.

Estaba mirando el canal de noticias, mientras tomaba unos mates y decidía, lo que íbamos a hacer junto a mis hijos y esposa, los próximos dos días feriados.

Bajé el volumen del televisor, y mientras escuchaba la voz de un vecino de mi mamá a través del tubo del teléfono, ví las imágenes de la pantalla que mostraban la tragedia de una joven mujer, muerta por asfixia, enroscada entre cables y comandos inalámbricos de Playstation.

Los bomberos destruyendo la puerta de entrada, intentando sacar el cuerpo hinchado y súper obeso de aquella mujer.

De aquella mujer, que era mi madre.

Afuera, la lluvia impetuosa, no me permitía bajar de la sierra al pueblo, del pueblo a la ciudad, de la ciudad al aeropuerto.

Colgué el teléfono fijo, apagué la televisión.

Llamé a mis dos hijos, les pedí que trajeran del taller, las gubias, lijas y el pedazo de madera de paraíso, para poder terminar entre los tres, el trabajo manual y artístico de fabricar nuestro primer trompo!!!!

Juntos.

En familia.

 

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