Querido Javi:
Siempre me había considerado una persona con mucha fuerza interior hasta ese momento. Aún no sé lo que pasó, lo único que recuerdo es ese sonido infinito que no hacía otra cosa que recordarme que había fracasado, te había perdido y esta vez era para siempre. Durante las últimas semanas he sentido que me ahogaba, como si una losa de agua hubiese caído sobre mí y me inmovilizase, anclada a ese instante. No pude salvarte.
Y entonces respiré, no sé por qué ni cuándo ni cómo, simplemente pasó. Después de tantas lágrimas derramadas me di cuenta de que no fue mi culpa, simplemente fue obra del destino.
Siempre te recordaré.
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