Recuerdo ese día cuando miraba por mi ventana: a lo lejos te veía venir, mientras te comparaba con la fruta que había en mi frutero, tu pelo, de un color amarillo intenso como el brillo de los limones; tu cara, se podía comparar con la textura de las manzanas, con ese color rosado, saludable y lleno de vitalidad; tus ojos, que decir de ellos, con ese color azul como si de dos arándanos se tratase, aunque lo mejor estaba por llegar, el hecho de entrar en mi casa y embriagarme con tu dulce olor a mango, que nada más verte entraban ganas de comerte.
Paula Martínez
c/ Goya, nº2
Alhaurín de la Torre
(Málaga)
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