Mi Señor,
¡Llegó la luz al pueblo! Debe usted saber que docenas de faroles de hierro fueron plantados en las calles. Los encienden a las seis de la tarde, cuando la noche solía ganar la batalla al sol, y los apagan al amanecer. Para seguridad suya, he creído conveniente cambiar de planes. En luna obscura, a media noche, nos encontraremos en el poblado de más allá, el de las amapolas silvestres, para cenar y recobrar fuerzas. Por favor, no lo comente con los del clan ya que no quedan muchas opciones para escoger. ¡Ah! y no se olvide de llevar su capa negra, por si acaso.
Su muy suyo Vasallo
Señor Setites
Calle El Abrazo No. 13,
Subsuelo 3
El Grito Silencioso
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