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Lo compartido, tan profundamente hasta las entrañas se ha roto…Retumban desde el fondo del alma esas palabras tuyas de tu última carta, entre tantas otras. De nuestros pedazos, retazos de historia que hemos vivido, en ese nuestro tiempo… ¿Es que ha transcurrido? Será, ¿que podemos pegarlos como si editáramos una película y tendríamos una relación? Sin embargo, fueron tan intensos, en sus diferentes tiempos y lugares, que corresponden a toda una vida. Sin contar “mis sueños”, de mujer ingenua, para construir un mundo contigo… ¡Te los llevaste todos!. En una de tus partidas pude pronunciarlo: ¡Devuélmelos!. Fácil, respondiste: «Aunque quisiera no puedo, forman parte mi historia, de nuestro pasado…». Sabes, aún no puedo digerir ese final tuyo: «Acabó nuestra aventura, ya no sucederá nuestro “otra vez”, para cruzarnos…, nuestros cuerpos, mentes, rencores y bocas, quereres.. Algo se quebró dentro de mí». Pero como no saber que ¡me quiebro cada vez que desapareces, reconstruyéndome para encontrarte, cuando vuelves!. Sin embargo, es tiempo de responderte. A tu definitiva: «¡Doy por vivido todo lo soñado y por soñado todo lo vivido, contigo…!». En esta carta sin nombre, he recurrido a Cortázar, porque mis palabras se han gastado ante tu partida sin excusa… M.

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