Un viaje para darme vida

Un viaje para darme vida

Sylen

08/07/2017

Y de repente con un leve toque alguien llamó a las puertas de mi corazón. En ese momento supe que acababa de emprender un largo viaje haciéndose cada vez más fuerte para llegar a mi e inundar mi vida de alegría y felicidad. Cada mes que pasaba me susurraba que ya faltaba menos, los dos sabíamos que era un viaje muy esperado; incluso desde mucho antes de planearlo, era el viaje de una vida que llegaría a darme vida. Conforme pasaban los meses sentía como se iba haciendo cada vez más fuerte, y esa fuerza significaba que poco a poco se iba acercando más a mí. Insistentemente tocaba a las puertas de mi corazón para recordarme que ya faltaba poco, que siguiera animándole a seguir con su viaje a través de esa canción que cada noche antes de dormirme yo le tarareaba: «te amo, desde el primer momento en que supe que venías a mi, y hace tiempo te buscaba y ya me imaginaba así, y defino lo que siento con estas palabras así: Hugo yo te amooooo». Juro por dios! cómo sentía que esa canción le alegraba el alma, sentía sus toques insistentes y desesperados. A él le gustaba viajar, en su viaje descubría cosas nuevas de mí, ya conocía como sería su nuevo destino porque yo le describía cada detalle. Cuando llegaban las noches, no le gustaba mucho, porque decía que se sentía sólo al no escucharme hablar, ni contarle historias, ni sentir la lluvia como caía encima de mi… (yo le contaba que cada ducha que me daba, era la lluvia que nos llenaba de bendiciones, que disfrutara del ruido de ella así como yo lo disfrutaba), era ahí, en esas largas noches, en las que él se desesperaba para poder llegar a su destino, nunca se acostumbró a ellas. Y así fueron pasando los meses, hasta que una mañana de Mayo dejó de tocar leve… Llamó tan fuerte que me desperté del susto!!, me decía que ya dejara de dormir que ya estaba a unas horas de su destino final, que me preparara para recibirle. Y allí estaba, en mis brazos, aquel pequeño ángel que un día de Agosto me anunció su viaje. Nada más abrazarle le dije: ya estamos juntos mi amor y le canté su canción y la sonrisa que me regaló, la llevo plasmada día a día, en mis pupilas… Sin duda alguna, es el mejor viaje que haya podido tener porque es un viaje que hice junto a él.

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