12 de abril de 1951. Nazco el día del cumpleaños de mi madre. Ella quería un hijo varón, pero soy hembra. No importa, todos se alegran. En realidad somos un matriarcado.
Veranos en Robledo. El tren ¡Qué divertido! Conozco el mar y corro a zambullirme. Panxón y los niños perdidos. Bosques húmedos. La puesta de sol con mi madre en el cerro alto. Juegos y charlas con mi padre. Presencia total. Robo de fruta y vestido roto. Mentiras divertidas. La vida es bella.
Me llevan al colegio de las marianistas. Estoy sola en un rincón del patio. Me dejan castigada por no saber las letras. Aparece mi madre a recogerme; estoy salvada. Me sacan al encerado con otras niñas a repetir algo que no comprendo; intento aparentar que sé lo que digo. Pecado, infierno, confesión, cielo. Ensayamos cánticos para la primera comunión.
Algo ha cambiado en casa ¡Una hermanita, qué bien!
Tengo ocho años y ella no para de llorar. No es lo que me esperaba. En lugar de jugar conmigo, me rompe la cocinita y ya no sale agua del grifo. Se empeñan en vestirme igual que ella. Ha desaparecido mi abuela pero nadie me dice nada. Mi madre viste de negro y se pone gafas de sol.
Por fin me cambian de colegio. Es muy moderno; las niñas llevan faldas cortas y bailan el “hula-hop”. Las maestras no son monjas. Me gusta. Escondemos tesoros en el patio. Tengo muchas amigas. Todo parece fácil.
¡Un varón! Alegría, satisfacción, euforia. Esto sí que es importante. Quiero ser la madrina ¡Tengo nueve años! consigo que la mitad de su nombre sea Juan. Yo le cuido, mamá.
Mis padres hablan en la habitación de al lado. Escucho. Él intenta convencerla de que hay formas de no tener más hijos. Ella se ofende mucho. Se enfada y dice que no piensa tomarse ninguna pastilla de esas, que a saber lo que tienen.
¿Gemelas? ¡Sí, son dos niñas, iguales! Ir y venir de curiosos en la habitación del hospital. Lo cuento en clase ¡una novedad! Cambia el ambiente. Entran y salen médicos y enfermeras con cara preocupada. Una de las niñas ha muerto. Tristeza. Incomprensión. Vacío. Lloro en el colegio. Todas me consuelan. Bautizo con caras serias y luto negro. Begoña es gordita y tiene los ojos grandes. ¡Ahora foto de todos para el libro de familia numerosa!
Por las noches, escucho voces en el dormitorio de mis padres. Sobre todo escucho a mi madre muy enfadada. Insulta a mi padre. Escucho detrás de la puerta. Estoy asustada.
Verano, playa de Alicante. Nos ha llevado la tía Cuca. Como soy mayor, me cuenta que tenemos el dinero justo para tomar un helado cada uno por la tarde en la explanada. Descubro que me gusta el sobrino de la dueña de la pensión. Yo también le gusto. Charlas en el tejado a la hora de la siesta. Nos llaman desde Madrid ¡Ha nacido el bebé! ¡Es otra niña, preciosa! Sí, me gusta ser la mayor.
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