Las mejores judías que he probado jamás. Cocinadas lentamente al fuego de unos troncos que ardían con paciencia. A las manos que las cocinaron no me unían lazos de sangre, ningún lugar común, ni tan siquiera el mismo idioma.

Llegué hasta su casa con la intención de poder conocer alguna de las historias que se ocultaban tras los muros de esos hogares aun en construcción. Estaba en la orilla bosnia del lago Drina, esa frontera natural que separa Bosnia i Herzegovina de Serbia. La bienvenida: algo fresco para beber, sus sonrisas y una predisposición inimaginable a compartir su historia.

Maida me cuenta, en  italiano,  que su familia solo vuelve a Bosnia de vacaciones. Cuando comenzó la guerra que asoló al país en los años 90 sus padres se vieron obligados a emigrar a Viena.  Ella se crió en el país austriaco  y a sus treinta años ve difícil poder regresar a su país natal. Vivir allí sería tremendamente complicado, los datos así lo muestran: una tasa de paro del 40%, el desempleo juvenil ronda el 60%, el 20% de la población vive por debajo del umbral de pobreza y el país cuenta con un tejido industrial prácticamente nulo. Además, esa casa es nueva, comenzaron su construcción hace apenas 3 años, la anterior quedó destrozada durante el conflicto. A ello, hay que añadir que el gobierno lo forman un representante bosnio, otro croata y un tercero serbio siendo la presidencia rotativa.

Me contaron su historia, la de una familia forzada a abandonar su país al encontrarse tan cerca de la frontera serbia cuando la barbarie se apoderó de la ex república soviética. Sus ojos hablan de todo lo que vivieron en aquel tiempo, también de lo que no vieron pero conocieron. Pero en ellos aun hay espacio para ese brillo que da la felicidad: la de seguir vivo y de poder regresar, aunque sea de veraneo, a su hogar. Me acogieron en su casa como quien recibe a un familiar que llega de un lugar lejano. No hay nada a su alcance que no me ofrezcan. Lo más gratificante, su cariñosa sonrisa. De esas que te penetran y te hacen sentir en casa, de las que crean una deuda impagable con quien te la ha regalado. Y es que durante una breve y cálida mañana de pesca, en la orilla bosnia del Drina, fueron mi familia.

Casa.jpg

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus