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Qué difícil fue para mí entender la palabra primo cuando no tuve uno cerca, cuando me crie a miles de kilómetros de distancia de ellos. En casa, en un estante de la biblioteca del salón, había una foto con mis primos, era la familia ahí presente y empecé a conocerlos e identificarlos cuando mi mamá me contaba cosas de ellos o me leía alguna carta que llegaba.

Que pequeños éramos, desde la mayor con cinco años hasta el pequeño de siete meses que casi no se quedaba sentado.

No sé quien tuvo la idea de que nos tomaran la foto, si mi madre, alguna de mis tías o mi abuela. Lo que siempre fue anecdótico es que nos llevaron una tarde con nuestras mejores galas y claro, pasó lo que tenía que pasar, ocho niños que empezaron a empujarse, a pegarse, alguno lloraba, otro quería hacer pis, otro se dormía, el pequeño quería su chupete, las madres regañaban a sus hijos, hablaban entre ellas, hasta que el fotógrafo se cansó, no sabía cómo dominar la situación y les dijo: señoras, llévense a sus niños, arreglamos otra cita y los traen aquí directo después de comer y que hayan dormido la siesta, no quiero este jaleo otra vez. Las madres se fueron molestas y mi abuela protestando por la poca paciencia del fotógrafo. Volvimos a los cinco días y esa vez sí, nos pudo tomar esta fotografía que me acompañó toda mi niñez.

Yo soy la de los ricitos y el lazo a la izquierda, en ese momento tenía algo menos de tres años y un año y medio después, junto a mi hermano, nos llevaron a vivir a Buenos Aires.

Después de muchos años volví a Madrid y los conocí, sentir sus abrazos, mirarnos a los ojos y esas lágrimas que mojaron nuestros besos, éramos casi extraños pero nos unía una fotografía.

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Regresé años más tarde cuando mi madre, que ya vivía otra vez en Madrid, cumplió ochenta años e hicimos una gran fiesta con toda la familia y sus amigos.

Y ahí me reencontré con ellos otra vez, ese cariño nos volvía a unir, no había kilómetros de por medio. Entre risas y comentarios decidimos hacernos una foto como la primera y cincuenta años después, con la ausencia de dos primos que ya no estaban y discutiendo cual era el lugar de cada uno volvimos a fotografiarnos como aquella vez.

No estábamos en el mismo sitio pero todos estábamos en el corazón de cada uno.

Esta foto siempre ha sido importante para nosotros a pesar de la distancia y cada día lo será más aunque ahora estemos juntos.

FIN

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