Ayer pensaba en mi madre, en lo que fue, lo que nos enseñò, en sus canciones, su alegría, sus palabras, sus dichos, en su pueblo, en Michoacán.
Pensé en todo lo que sufrió al lado de mi padre, desde dormir con él sobre cartones en plena calle del viejo barrio de la Merced, hasta tener una residencia digna y hermosa.
Pensé en los maltratos, infidelidades, vejaciones, golpes, hijos, etc, su vida fue de aguantar todo por amor.
Ella jamás perdió la humildad siempre supo de donde venía nunca se olvidó de sus raíces, la vi ayudar a su familia, dar comida y techo al necesitado.
Una gran mujer.
Pensé en el sufrimiento que llevó al acompañar a mi padre en sus últimos minutos de vida, siempre a su lado en las buenas y en la malas.
Le preguntábamos a ella, aún antes de morir:
¿Mamá, qué significó para usted mi padre?.
Respondía sin pensar.
– ese señor, fue mi todo, mi hombre, el amor de mi vida – .
Remataba diciendo
-ya pronto estaré con él-.
Morir de viejito al lado de la persona de tu vida, para mi es el verdadero y único amor.
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