DE PEQUEÑOS A GRANDES
FAMILIA ARÉVALO BUITRAGO
Al ver esta y muchas fotos, en las que está mi familia, vienen a mi memoria muchísimos momentos vividos con todos, y no dejo de poner lágrimas en mis ojos, tantas que ya no me acuerdo; unas de alegría y otras de tristeza, por logros cumplidos o tareas que no se pudieron hacer.
La historia de la foto comienza con un hombre llamado Ricardo, quien después de muchos esfuerzos durante siete años logró conquistarme, nos hicimos novios y nos casamos, de eso ya se cuentan veinticinco años, durante los cuales hemos compartido muchas, varias y variadas experiencias, buenas, medio buenas y algo malitas. Pero eso sí, nunca infidelidad, ni traiciones, ni golpes ni tampoco hambres, nunca.
Dios nos regaló tres hijos, juiciosos, estudiosos, respetuosos y disciplinados. Julián, el primero de ellos, llegó a nuestra casa en medio de muchas expectativas de cariño, amor y emoción. Durante el embarazo de Julián estuve muy alicaída, con ansias, vómitos y malestares. Cuando finalmente nació y lo tuve en mis brazos, lloré de la emoción de haberle dado la vida. Mi primer pensamiento fue de una gran e inmensa gratitud a Dios. Julián nació grande, de 4.080 gramos (los bebés, normalmente pesan 3.500 gramos) y tenía un altura de 53 cms. Desde el primer momento, Julián fue muy tranquilo y sosegado, cualidades que hasta el día de hoy, lleva consigo. Además de obediente y muy respetuoso con lo que sus padres le ordenemos.
A los dos años, le nacieron dos hermanos, María Alejandra y Juan Sebastián, son mellizos. Julián, años después, me dijo que menos mal, él sólo tenía dos años, porque si hubiera tenido tres, hubiesen sido trillizos. Los niños eran una sensación a donde los lleváramos, por lo atractivos que resultaba verlos, uno mono y sonriente y la niña, morena y seria. Mis hijos mellizos han sido la experiencia más espectacular de mi vida. Su nacimiento fue para mí, maravilloso. Ellos eran grandes, rozagantes, bonitos, muy especiales. María Alejandra mostró desde pequeña un temperamento tranquilo, solo se inquietaba cuando tenía hambre, se le daba el tetero y se dormía inmediatamente. En cambio, Sebastián, lloraba y lloraba y seguía llorando, a pesar de que nosotros, (especialmente el papá) lo atendíamos, lo alzábamos, y le dábamos su tetero, tiempo después se quedaba dormido.
Me siento muy orgullosa de los hijos que tenemos. Ellos tienen unas capacidades y habilidades muy especiales y sobre todo, siempre se han acercado a Dios y eso los ha “blindado” contra los vicios, el irrespeto y las malas amistades. A la fecha, Julián ya es administrador de empresas y economista. María Alejandra terminó Contaduría y trabaja en una multinacional y Juan Sebastián está terminando derecho y ya ha hecho algunas asesorías. Sebastián es el muchacho del debate y de la polémica.
Por eso la foto, mostrando la alegría de todos. Los chiquitos de antes, son los profesionales del presente.
MARTHA TERESA BUITRAGO ACEROS
SOÑADORA.
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