Hoy es el día, hoy iré a los Estados Unidos a conocerlo, estoy tan nerviosa y feliz . Se preguntaran a quien voy a conocer ¿no es cierto? Bueno, conocere a mi idolo.

Estoy en el aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, y juro que aun no lo puedo creer. Son las 4:19 a.m y mi vuelo no sale hasta las 05:45 a.m, así que aprovecharé y les contare un poco sobre mi:

Soy de una estatura media, cabello color miel por debajo de los hombros y un flequillo perfectamente cortado por encima de mis cejas, amo el rosa y también a mi idolo, soy ese tipo de adolescente que ama los unirconios y vive de aqui para alla, nunca estoy encerrada en casa, mi vida es divertida gracias a mis amigas, hace unos dias fue mi cumpleaños número 16 y mis padres quisieron hacerme muy feliz por lo que veo ya que me compraron un voleto para ir a conocerlo. También les contaré un poco sobre él, mi idolo:

Un metro setenta y cinco masomenos, cabello color rubio pastel, en realidad ya lo conozco, cuando vino a la Argentina fui a su concierto y estuve horas esperando fuera del lugar en el que se hospedaba, pero nunca salió. Esta vez sera diferente, mis padres le pidieron que me reciba en el aeropuerto y él, raramente aceptó (También está el echo de que pagué miles y miles de dólares). Es muy hermoso, de echo, la persona más perfecta. Él es Justin Drew Bieber Mallette.

¿¡¿Tan rapido paso el tiempo?!? ¡¡YA ES HORA!!

Estoy subieron al avion, estoy genialmente feliz. ¿Saben que? Omitire el trayecto porque no creo que les agrade o les resulte divertido que les cuente que llore mares, escuché sus canciones y lloré aun más.

Estamos llegando, miro por la ventanilla y veo la auténtica y maravillosa ciudad de Estados Unidos, saco mi cámara fotográfica y hago una foto, es para mi Instagram.

Bajo, miro en todas direcciones, ahí hay un hombre trajeado en negro, con gafas de sol, y junto a él, el rubio al cual anhelaba tanto conocer, en sus manos tiene un cartel con una perfecta letra cursiva que forma mi nombre.

Estuve a unos metros de él, me vió y sonrió, sabía lo que seguiría. El abrazo, ese abrazo tan soñado, ese abrazo que esperé por años, por el cual llore mares, ahora lo tendría, mi mayor deseo sería realidad.

Corrí hacia mi destino, sonrió aún más si es posible y abrió los brazos para recibirme, llegué a ese destino, el cual anhelaba, sus brazos.

Lo toqué, sentí su calor, pero se desvaneció poco a poco. En ese momento desperté y caí en la fría realidad, no estuvo, no está y problablemente no esté nunca en mis brazos.

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