No soy creyente de una religión, mi vida basada en una acción, la elección, al pasar del tiempo preguntarle al cielo donde se encuentra un dios o miles de ellos, no creo su existencia pero la fe ciega causa eminencia en mi pensar, si un cielo o reencarnación al final de mi vida encontrar, no estoy dispuesto afrontar, mi vida en pena, e intentar lo menos pecar a pesar de no creer, envuelto en la injusticia del bien, dicta lo que será mi futuro mientras menos daño haga menos karma recibiré, la muerte no es bien, ya que al fondo el infierno reposare, o el cielo obtendré, no orar por algo inexistente, y sin ser creyente miedo tener, de que al final todo termine que la muerte no sea sublime, y en un vació reposar, el subconsciente engaña mis decisiones, nunca fui dueño de mis pensamientos. Lo que conviene va dentro de mí, la religión no acorde a lo que pienso pero al final se enlaza, todo torna del color oscuro que desvanece mi vida, y la luz da paso a la oscuridad, en penumbra no pensar, ni razonar, porque el humano cree y no cree, la fe envuelta en inseguridad, el temor tomado como esperanza, y si pensar que después de todo no hay nada, y si a pesar de mil rezos, la salvación no habrá, el karma nunca volverá, la vida devuelta quedara en un simple y triste vació donde el alma se pudre y no renace, no queda libre del mundo, la purificación nunca fue opción en una vida vacía como la fe de los creyentes, infundir miedo para creer, infundir tristeza para rogar por un bien, no somos ni fuimos creyentes por elecciones, más bien por obligación, realidad impuesta en la ignorancia, de pensar que orar por lo demás ayudará, que solo por rezar el bien lograras, más bien la ayuda no recibirán aquellos por quienes rezas, más bien todo queda en despecho, a pesar de todo continuamos, la muerte no es muerte si la fe no se extingue y el alma muere, pues nuestra alma murió el día que nos convertimos en siervos de la religión, donar por un bien mayor, o dirías por una cuenta de banco mejor. Pero las personas creen, o mejor dicho no les queda solución en aceptar que el después nunca fue como nos lo contaron, la pintura de la vida se desvanece con cada realidad impuesta, pero quien sabe si la realidad no es lo que ves, tus ojos ligados a tu mente impuesta por tus pensares, no hay ficción la cual sea ficción si alguien la respalda como realidad, más bien solo hay realidades afianzadas por el punto de vista de cada quien, y la religión tanto como todos aprovechamos aquel sutil pero resonante juicio por las cosas, el creer en un mundo después de la muerte se ha vuelto un libre espacio donde cada quien suelta lo suyo, donde no hay nada pero todo se encuentra al final, donde el volver a empezar siempre está de acorde a la vida, nunca hubo errores incorregibles, más bien pequeños tachones capaces de ser borrados, la existencia del más allá envuelta en mentira más mentira, un cumulo de toda la falacia del mundo por miedo al vació por miedo nos conduce a aquello por temor nos regocijamos de un dios, luchamos por lo nuestro sin saber si lo fue, no estamos en paz si no todos son creyentes, el respetar es un principio impuesto por la mentira de tu palabra, por la sangre que derramaste en un pasado por obligar, y ahora quieres tranquilidad, nunca hubo la fe , solo contrición del seguidor. “Un día te darás cuenta” solía decirme mi padre sin afirmar que, no soy acreedor del estar rogando a un dios pero me sumí en el mar de la creencia aclamando a un dios impuesto por mi familia, nunca pensé bien, impulsado por la sociedad, por mi madre, cometí el error o para muchos la bendición de ser bautizado, en un lapso aislado me sumergí en mis pensamientos y si es lo correcto, entonces tome la palabra de mi padre, en la fe no existe culpable que haya obrado mal, los errores complacientes por la hipocresía del creyente, el perdón está en todo a pesar de no sentir culpa, cuando él lo siento se vuelve superficial y se avecina de reflejo, no hay consejos los cuales sean inútiles, opta por escuchar a los demás, de eso tu vida dependerá, si nadie hace el bien debes aquello cambiar, empieza por ti, ir a la iglesia para obtener el perdón de siquiera sepa si exista aquel dios pero es obligación o al menos «elección» nunca hubo un «no» como respuesta la mentira absuelta, no hay pecados mientras el cura los exime, una rutina semanal. La paz se encuentra en tu interior, el amor de un dios no te es suficiente siéntete libre de elegir, por dioses hay para pensar o crear, nunca fuimos libres de aquello desde el principio nuestros dueños son seres inexistentes, pero puede que existan o quieren que existan, porque así la muerte es libre de ser, y tu vida no termina en «¿y ahora qué?» o eso quieres que pienses.
El vació del alma es común en todos, por lo que llenarlo con creencia fue la opción principal en nuestros pensamientos cuestionables, a la hora de ver la triste realidad, darnos cuenta que afrontarlo no era posible sin un pilar que nos una, sea o no a la fuerza, las mentiras tienen lugar si es por un bien mayor, llenarnos la boca de estulticia a la hora de forzar a creer, sí, en el infierno reposare, pues que más me toca, preferible aquello que vivir de la fe falsa como muchos, mi muerte esperare para ver la realidad, no confío en ninguna palabra por lo más placentera que parezca, mi entendimiento por el final queda a todo lo que vea o experimente, no seré mejor o peor por creer, todo queda en la duda, todo queda en la pregunta ¿Que hay después de la muerte?», inconscientemente respondo con un «No lo sé, nadie sabe», aun.
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