¡¡Madre mía!! Con lo que he madrugao para venir al internet y acabo de llegar. Son casi las ocho y no he abierto el correo para escribir algo a mi novia. Seguro que cuando lo abra me habrá escrito ella poniéndome las pilas… «Ya no me escribes, ya no hay interés. Todos sois igual.» La leche con este internet, está tardando una barbaridad. Le daré unos golpecitos a la pantalla para ver si la animo a que funcione más rápido. ¡¡Ay, qué bronca me voy a llevar!! ¡¡Vamos, ordenador del diablo, arranca el navegador!! El dichoso Gill Gates o Hill o como leches se llame, seguro que no tenía novia, porque si no, los hubiera inventado más rápidos.

 

Ya sé. Cogeré un café mientras.

 

¡¡¡Mierda!!! Me he enredado con el dichoso cable del teléfono. Bueno, seguro que esto tiene arreglo. A ver, a ver… Este cable creo que se conectaba a este enchufe, a ver… Pues sí que estoy cachas. Resulta que he arrancao el enchufe de la pared. Bueno, estoy sin teléfono fijo. El que quiera llamar que me llame al móvil, que para eso lo inventaron. Me voy a por mi cafelito. Bueno, me refiero al café de máquina de la empresa. Tampoco es que sea una maravilla, pero seguro que me sirve para calmar un poco los nervios. ¡Mi novia me va a matar por no escribirla! Si total no me tiemblan las manos… Vale, soy un valiente. Al menos no me tiemblan ‘mucho’ las manos.

¿Cuánto era esto del café? Treinta céntimos, creo. Si es que por cincuenta pesetas no se puede pedir mucho. ¡Qué antiguo que estoy! Aún hablo en pesetas…

Qué casualidad que sólo tengo cincuenta… digo treinta céntimos en el bolsillo, ¡guay!

Diez van pa’llá. Otros diez van pa’dentro, como dicen los de mi pueblo. Ahora cinco, y otros cinco… ¡La leche! Que me he dicho que no estoy nervioso, ¡¡¡joer!!! Ahora con el tembleque de la mano se me ha caído la moneda y . Tranqui tío, todo tiene solución en esta vida, menos la muerte… y las broncas de ‘la nena’. ¿Dónde estás monedita? ¡Qué casualidad! Bajo el motor de la dichosa máquina. Y a estas horas no hay aquí nadie para pedirle tan sólo cinco céntimos.

¡Máquina ladrona! No te vas a quedar con mis céntimos. Son míos. Aquí se agacha el más madrugador de la empresa a buscar la monedita. Ay que ya llego, ya llego. La estoy rozando con la mano, noto las arruguillas de su borde. Aquí, aquí, ay, ay… AAAAyyyyy, meCagüenLaLecheQueLeHanDao. ¿Quién ha sido el idiota que ha enchufao la máquina a la corriente? Y encima la manga de la camisa hasta arriba de grasa. Aunque si encima me quedo electrocutado, ¿qué iba a pensar el tipo que repone el café cuando llegara y me viera como un pollo a l’ast bajo su dichosa máquina?

¡Je!, ahí van mis otros cinco céntimos. ¡Venga máquina del diablo! No escatimes en cafeína que necesito las neuronas bien despiertas para convencer a mi niñita de que soy buen tío aunque no la escriba más que diez o quince veces al día.

Pi, pi… Vaya, con tanta informática y tanta gaita y no eres capaz más que decir pi, pi. Podías decir: “Su tabaco gracias”. Bueno, algo más original. Algo como: “Su café gracias”. Espera, espera. Ya lo tengo: “¡Su café, pringao madrugador!”.

Madre mía, me debo estar volviendo loco. Ya hablo con la máquina de café. Tanta tecnología en mi vida me está volviendo medio pirao.

Supongo que ya habrá arrancado el navegador. Le voy a decir al jefe que esto no puede ser. ¿Dónde se ha visto una empresa con el internet tan lento? Vale que sólo lo utilicemos para ver el correo de la novia y bajarnos películas… cierto que alguna incluso es porno. Pero eso no es excusa para que no pongan un internet en condiciones, leches. Este jefe es un rácano.

¡Bien, bien! Navegador abierto. Pongo mi café por aquí… a ver mi móvil. Vale, todavía no hay llamadas de ‘la rubita’. Todo va bien. Aunque claro, es tan ratilla que para echarme la bronca no va a gastar dinero en llamarme. Mejor por el internet que es gratis. ¡Menuda es ella!

¿Cómo era esto del correo? Ya me acuerdo. Hppt. Que no coñe, http dos puntos barra y re barra, tres uve dobles, punto yahoo punto es. Pulsamos el intro como las balas para ver si tenemos suerte y esto chufla de una vez… ¡Soy un genio! Esto tira pa’lante, como mis tíos los de Alicante.

Venga un sorbito de café para templar la espera. Eh, un momento. Muévelo primero para que se disuelva toda la costra. Va, si lo que no mata engorda… ¿Y si lo que me ha echado en el vaso mata en lugar de engordar? ¿Y ahora qué hago? Esto me pasa por pensar tanto… ¡Un momento! ¿No había dicho que era un tío valiente? ¡Pues ya está! Con dos bien puestos. ¡Pero qué…! Pero esa espumilla que tiene el café por encima ¿de donde ha salido? Venga, valiente… Un sorbito y punto.

¡¡MeCagüenLaLeche!! ¡¡¡Quema, quema!!! A tomar por… Qué bien, to’er café desparramao encima del móvil. Que estos cacharros no beben café gili. Bueno, ahora lo limpio con una trapillo, o con mi manga de la camisa, que total… ya va hasta arriba de grasa.

¡¡Leeechheee!! ¿Y esas chispas que están saliendo del jodío móvil? Será desgraciao. A que va y se estropea ahora… ¡Coñe!, cualquiera lo agarra con esos chispazos que pega.

Si ‘la rubia’ no me va a llamar al móvil, no hay que preocuparse. Es muy encogía. Aunque como le dé por llamar, ya sí que la cago. Pues que llame al fijo, que para eso está. Vale, tío. Si te lo has cargao también. La que me va a caer encima es pequeña…

Aquí está el Yahoo. Venga que el usuario y la contraseña me lo sé directo. Ni nervios, ni tembleques en las manos. ¡Ahí está campeón! Cargando, cargando… ¡Qué rápido! Si ya sale la pantalla de bienvenida. Esto es la caña. Pensándolo mejor, lo mismo no le digo nada al jefe sobre la lentitud del dichoso internet… Por esta vez se va a salvar.

Bienvenido, tiene un correo. Bandeja de entrada, venga, venga… ¡Aquí está! Justo, lo sabía… Un mensaje de ‘Evita’. Aquí tengo la bronca, aquí está. A ver el título… Vaya, sólo pone “Hola”, para qué decir ya de principio “parece mentira” o algo así. Lo fuerte estará dentro, ya verás. ¡¡Ya verás!! Pincho aquí sobre el mensaje y que lo abra ya de una vez. Al pelotón de fusilamiento hay que mirarle a los ojos. Sin más. ¡Como los valientes!

Otra vez con el cargando… Eso ya me lo sé Yahoo. ¡Qué pesao con el cargando…! Que ya lo sé. Lo que quiero es leer lo que hay dentro. Di, venga di. Si no sé ni para qué lo abro, si ya me sé lo que dice: “Vaya ya veo que no hay interés por escribir, ni decir cosas bonitas, bla, bla, bla” ¡Eh! ¿Qué es esto? “Yahoo lo siente pero no puede descargar el mensaje en este momento. Pinche aquí para intentarlo de nuevo”. Pues aquí que pincho, si una vez condenado a muerte cuanto antes mejor.

Esto no chufla. Que te estoy pinchando aquí y no haces caso chaval. Venga, que te pincho otra vez. Pues nada…. ¿Qué quieres, que te pinche con el dedo en la pantalla? ¡¡Aquí, aquí joer…!!

¡¡¡Geeeenial!!! Acabo de tirar la pantalla al suelo y el ordenador detrás… Esto me pasa por ponerlo encima de la mesa y engancharlo con este cableao.

¡Coño la que ha armao ‘la niña rubia’ con sus mensajitos! Creo que si cojo un destornillador, aún puedo volver a montar el aparatito éste del diablo.

A ver. Me agacho aquí, cojo esta pieza y esta otra… ¡Ay va! Si ha cargado el mensaje ya. Venga, lee la bronca ya de una vez y acaba con todo esto. ¡MeCagüenLa! Encima con la raja que se ha hecho en la pantalla no se lee bien…

“Hola”. Ya, éste es el título. Ese ya me lo sé. Lee lo de dentro de una vez. ¡Let’s go! ¡Como los hombres! “Hola cariño”, bueno, para golpear luego es mejor decir algo bonito al principio… “Ya sé que estarás muy liado con el trabajo”, menos mal que esto lo reconoce y encima soy el primero en llegar a la empresa… “y por eso no podrás escribir. No te preocupes cielo, como te voy a ver esta tarde no hace falta ningún mensajito. Un beso.”

 

–  ¡¡¡Pedevilla!!! ¿Qué haces tirado en el suelo, con el ordenador a piezas y hasta arriba de grasa?

–  Ya ve, jefe. Uno que es todo un currante y que tiene que venir a primera hora para arreglar el cacharro éste.

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