Emiliano, Bajo 9º C

Emiliano, Bajo 9º C

Mariela Vera Rico

04/05/2020

Día a día, transitan por esta carretera de asfalto cientos de emigrantes sin rumbo fijo que solo buscan una nueva oportunidad de otorgar a sus familias una mejor calidad de vida dejando en su país el fruto de sus vientres,y la razón principal de vivir, algunos con ellos a cuestas y otros con la sosobra de salir a buscar ingresos para enviar a el vecino país, mi nombre es Mariela Vera, mi padre es comerciante de la localidad y en muchas ocasiones hemos puesto la olla mas grande de la casa para compartir un plato de caldo con nuestros hermanos; el dolor en sus rostros, la tristeza en sus ojos, el color marrón de sus mochilas que han sobrevivido  al sol, el barro, el frió y el desgaste de sus zapatos nos deja a simple vista escudriñar un poco el dolor de llevar sus hijos a un lugar desconocido e incluso sentir el dolor de dejar a sus familias en otro país; son cientos de historias que sin hacer parte de esta población vulnerable nos volvemos protagonistas junto a ellos pues a diario por nuestro territorio pasan 200 o 300 personas y cada uno tiene una historia diferente que contar. Era un Sábado de esos en que a eso de las 8 de la mañana la densa niebla del Páramo; nos hace creer inconscientemente que son las 5 de la tarde y que es hora de tomarnos un café, mi padre había salido temprano y los funcionarios de la cruz roja le habían pedido que por favor recogiera unas cuantas mujeres que venían caminando con cuatro menores de edad; es difícil para las autoridades comprender la situación que los emigrantes padecen en medio del hambre, el frió y el cansancio ellos solo piden un aventón a el siguiente punto de hidratación para así continuar su ardua jornada y llegar a su lugar de destino, mi padre recogió seis mujeres todas de tez trigueño , ojos oscuros, cabello crespo tono asavache, una de ellas muy joven promediaba entre unos 15 a 16 años escazas de ropa pues se podía notar que habían salido de un clima temple y aun así se enfrentaban a la gran odisea que es enfrentar el Santurban, traía un menor en brazos de unos 3 meses el menor traía un mameluco color celeste, pañal desechable, lo cubría una cobija amarillenta y un gorro de color celeste parecía un muñeco de juguete que se perdía en los brazos de una niña, sus cabellos eran de un negro azabache, su piel tenia ese tono canela, ese color café característicos de la gente de zona costera; mi padre evitando los retenes policiales y el parte de alrededor de un salario mínimo que en ese entonces estaba en 897.600 los dejo a poco menos de un kilómetro del punto de atención al emigrante de la cruz roja, yo me encontraba con mi bebe en casa una chiquilla de 6 meses de nacida, se encontraba un poco constipada, tenia algo de congestión nasal, y decidí llevarla a la droguería mas cercana, al llegar a aquel lugar mientras la promotora revisaba a mi hija llega una señora que se hace llamar Mariangel Coromoro, con su hermana Celina coromoro las dos de nacionalidad venezolana traía consigo aferrado a su pecho un bebe que promediaba los 3 meses, una medico profesional que trabajaba en la droguería donde nos encontrábamos reviso al infante que venia sangrando por sus fosas nasales, totalmente congelado, le manifiesta a su progenitora que su bebe no tiene signos vitales que lleva dos horas de haber fallecido; no se como describir esa escena de desesperación, de pánico, de impotencia de saber que tuvo que salir de un lugar buscando mejores oportunidades para sus hijos y saber que lo que mas quieres muere en tus brazos, esa pobre chiquilla de 16 años lloraba inconsolable, corría por todas partes aferrada a su bebe, negándose totalmente a que este estaba muerto, la policía del sector consiguió la forma de llevarla a el hospital san juan de Dios es mas cercano, donde los médicos dijeron en su dictamen que el pequeño Emiliano, había fallecido por un acto de broncoaspiracion cuando su madre lo alimentaba, luego de hablar con Celina la familiar de la victima manifestó que se habían subido a un camión con alrededor de 150 a 200 personas con ellas, que el frió del páramo las había congestionado, que sumado a eso el hambre, el cansancio el dolor físico de tanto caminar y el emocional de escuchar a sus pequeños hijos llorar, y decir ¡Mamiiiiii, tengo hambre! Llenaba de impotencia no solo a ellos sino a los todos los valientes que se arriesgan a cruzar el Páramo del Santurban y el cerro del almorzadero, someterse a bajas de temperatura de 2 a 4º centígrados, subir a 3.100 mts sobre el nivel del mar con la esperanza de llegar vivos a Bucaramanga, el pequeño Emiliano fue recibido en el Hospital San Juan de Dios de la ciudad estudiantil, sin signos vitales, donde ordenaron su autopxia y se notifica su causa de muerte, fue sepultado esta ciudad dos días después de haberle hecho todos los procesos médicos y judiciales, con apoyo de las ONGS, lideres sociales, cruz rojas y médicos del hospital el cuerpo de Emiliano yace en el cementerio del humilladero en un féretro blanco como la nieve, con un traje de ángel su madre Mariangel, su tía Celina y los primos Coromoro le dan el ultimo adiós, pidiendo fuerzas, fortaleza, y resignación para seguir con su rumbo anhelando en algunos años poder regresar a el país fronterizo.

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