Eran las 3 de la tarde y una vez más volvía a casa desde mi aburrido trabajo. Aún me quedaban tres cuartos de hora para llegar a mi casa, a las afueras de la ciudad, para retomar la vida aburrida y rutinaria que disfrutaba en la urbanización donde hace algunos años me compré el piso de mi vida. Pero ella apareció. Desde el andén volví a fijar mi mirada en esa chica que día tras día aparecía delante de mí y pasaba de largo. Hoy era mi día, me armaría de valor y le diría lo enamorado que estaba de ella, la necesidad que tenía de hablar con ella, el tiempo que llevaba pensando en este momento…pero ella se sentó al lado mío y con una sonrisa maravillosa besó al chico que tenía sentado a mi lado en el banco de la línea 1 donde mañana seguiré esperando la llegada del metro y de otra nueva chica de la que enamorarme.<?xml:namespace prefix = o ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:office» />

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