Un collage de emociones

Cada mañana la espera, el mismo dilema desde el andén. Veía acercarse las luces desde el fondo del túnel y después, mi imagen reflejada en las ventanas durante ese instante que se me hacía interminable mientras la gente subía y bajaba del tren. Luego mi cara, mi cuerpo, todo alrededor se distorsionaba a medida que el tren cogía velocidad. Me quedaba un instante de pie y finalmente me sentaba a esperar el siguiente que me llevara a casa con la decepción encima. Al día siguiente lo mismo mientras la gente pasa a mi alrededor inmersa en sus propios pensamientos. Los hay que piensan en sus trabajos, se les nota muchas veces por la cara de estrés que llevan; otros enamorados… cuántos suspiros, un collage de emociones, aunque no sé si tan complejas como las mías, supongo que cada uno arrastra su propia maleta de decepciones, pero el peso varía.  Empieza la espera, mientras mi pierna cobra vida propia y empieza a moverse sin parar. Veo el resplandor del tren acercarse, hoy es el día, me levanto y cuando está entrando en la estación me fundo con las luces. Desde el andén salto hacia mi liberación, la maleta se queda atrás.