Alzo los ojos desde el andén en el que permanezco de pie, esperando la llegada de ese tren que me llevará más allá de mi vida de ahora, de esa que he vivido hasta hoy. Respiro despacio,… sintiendo como el aire entra en mi cuerpo, como recorre cada rincón de él. Es una mañana preciosa, llena de luz y de sombras, repleta a rebosar de vida, de sol y de cambios.
Estoy sola, sola…y aún así, sé que no necesito nada más que seguir adelante y comenzar a soñar. Siento que después de dejar todo atrás, aún, todavía todo es posible. La vida sigue palpitando en algún lugar de mi recorrido, de ese viaje que emprendo en estos instantes.
Dirijo mi mirada al otro lado de las vías. En el andén opuesto un hombre espera como yo, la llegada de su tren. ¿Dónde irá? ¿Le esperarán en algún lugar? ¿Alguien pensará en él en este momento? Ignoro todas esas respuestas, serán eternamente preguntas sin respuestas para mí.
No sé dónde voy, nadie me espera en ningún lugar y es hasta probable, que no piensen en mí en este momento,…pero sé que sabré cuál es mi sitio, cuando llegué a él.
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