Llegaba de las milicias cansado, menos devoto que nunca tras ver tanto sufrimiento y muerte. Sólo el deseo de verla desde el andén, curaba tal espanto. Partió hacia su destino no hacía menos de tres años. No hubo tiempo de engendrar hijos, pues a filas lo llamaron al poco de casar. Y a la espera quedaron ambos de continuar con su amor y poder colmar sus ilusiones.Lozana pero con el rostro ajado por los desvelos. Ansiosa pero triste. Allí estaba ella, esbozando una leve sonrisa que dejaba entrever sus blancos dientes y la dicha de volver a sentirlo entre sus brazos.
La distancia entre ellos se hizo eterna, mas sucumbieron en besos y caricias. No tenían fin. No querían tenerlo..
Se alejaron sus figuras entre la multitud.
Entornaron las penas por el tiempo separados, para amarse nuevamente. Ahora sin prisa.
Así los vimos, los que mirábamos con el corazón que sólo el amor entiende.
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