Estoy acá, detenida en este mundo que rota para otros y a mí me paraliza. La gente pasa por delante: unos ríen, otros caminan ensimismados en las curvas de sus mentes. Los niños tironean la ropa de la madre, el indigente pide monedas, el diariero vocifera la venta. Y todo sigue para ellos. Mientras yo miro ajena desde el andén una realidad a la que no pertenezco.
Veo en las vías la proyección de mi cuerpo inerte. Quiero pero no me animo, pese a que las imágenes sepia sean los despojos de esta infausta existencia. Ése ha sido el precio pagado a los sarcófagos del afecto. Nunca tuve sentires sinceros. De los otros, a montones: amores comprados, abandónicos, ausentes.
Estoy cansada, las oscuras entregas corroyeron el alma y coagularon la voluntad. Sería fácil poner fin al sufrimiento: sólo un salto. Pero tengo miedo, o vana esperanza.
Tal vez haya más, quizás otros brazos lleguen o la locura del mundo se apiade de mí .Este andén podría ser el lugar donde el tren de la vida me transporte a lugares nuevos.
Quién sabe. A lo mejor brincar no es la solución. Y purpurinas a estrenar estén arribando.
Barbarela Acuña
OPINIONES Y COMENTARIOS
comments powered by Disqus