Desde el andén en el que se detiene el tren de los sueños, sigo sentado esperando a ese tren que me ha transportado soñando a tantos lugares y me ha hecho experimentar tantas sensaciones, asomado a sus ventanas contemplando atónito un mundo amable, en el que ser libre, sin etiquetas ni estereotipos, viviendo intensamente cada palmo del camino, empapándome del olor de la hierba, del sabor de los mares, del azul del cielo, del corazón de las gentes. De todo ello fui espectador y parte en cada uno de esos viajes. Y aquí vuelvo, ya mas entero y fuerte, al mismo banco de ese anden,  esperando al mismo tren, y con anhelo de seguir soñando en ese viaje, ya el último por hacer, y donde llevar conmigo solo lo que sea menester.

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