Observar para compartir

Parece una princesa que brilla con luz propia. Conectada a su móvil sonríe. ¿Habla con su novio?. 

Alto, sobrio, el traje oscuro le sienta de maravilla.La mirada perdida le delata. El gesto sombrío, las uñas mordidas. ¿Problemas con el trabajo? 

Con un vaso de café en la mano pasea arriba y abajo sorbiendo con delicadeza. La falda ajustada y una blusa anudada a la cintura, con zapatos de medio tacón y el bolso cruzado. Le suena el móvil, rebusca en el bolso. Ay.. que se te cae el café.

Llega empujando el carrito del bebé, a medio trote. Sólo sonríe cuando mira al retoño. Se sienta en unos de los bancos, consulta el reloj. Observa al bebe´que yace tranquilo ajeno a lo que le rodea. Le acaricia mientras le sorprende un bostezo. Bendito sueño de mamá.

A lo lejos vislumbro el tren. La princesa abandona el móvil. El caballero sombrío se atusa la corbata. La señorita del café apura el último sorbo y tira el envase en la papelera. Y la mamá primeriza mira a su alrededor. – ¿Te ayudo a subir el carro? le pregunto. -Si, gracias. 

Cada día,desde el andén, encuentro con quien compartir un viaje diario.