En el andén comprendí que todo era una ilusión de adolescente. De nada me serviría esperarle , la diferencia de edad, es evidente, y paraliza el amor. Con su llamada me prometió que no habria secretos, nos veriamos, no se avergonzaría en público de darme la mano. Insistí para que viniese a verme, yo correria a la estación, y nadie dudaría de nuestro amor, pero es demasiado pedir para un profesor. Tras colgar la llamada, y vaciar el  perfume que me habian regalado en mi cumpleaños, sali de mi casa con la idea de agotar toda frase de amor que se haya inventado , pero una vez en el anden, tras ver pasar los trenes, supe que no llegaría.

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