Al fin había conseguido una relación estable. Era casi el novio ideal: inteligente, capaz de mantener una conversación interesante y resultaba bastante manejable, algo que a ella le encantaba. Además, conocía a mucha gente y, gracias a él, hizo muchos amigos.

     No obstante, la sexualidad no funcionaba del todo bien entre ellos. En ese sentido, se trataba de una relación fría, distante. Ella necesitaba más.

     Y encontró un amante. Lo conoció en una tienda y se le humedeció la ropa interior nada más verlo. Sería suyo al precio que fuera.

     Resultó un idilio intenso. Él parecía no agotarse y, cuando al fin caía rendido, ella encontraba la forma de reanimarlo y encenderlo de nuevo.

     La mujer decidió hablar con su pareja sobre la nueva relación. Él pareció aceptarlo y crearon un extraño pero sugestivo vínculo.

    Vínculo que funcionó hasta que una tarde, al volver ella a casa, descubrió, seis pisos más abajo, a su amante.

     Mientras dos chicos hacían bromas con los restos del vibrador, la mujer miró a su pareja que permanecía en silencio sobre la mesa del escritorio. La flecha inmóvil de la pantalla del portátil mostraba un aire de culpabilidad.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus