Pereza por coger mi Waterman, mi papel Ambassador y sentir rugosidad cada vez que expreso un sentimiento. Ya quedan lejanos los días en los que encender un cigarro mientras manchaba mi mano de tinta y encallaba mi dedo índice, sacaban lo mejor de mí.
Nací rodeado de avances tecnológicos, bonito aquel año de 1982 en el cual España organizaba un evento deportivo de tanto calibre como el Mundial de Fútbol. La sociedad se llenaba de un espíritu deportivo propio de las grandes potencias mundiales. Mientras tanto, en pequeños laboratorios se conseguía hacer crecer hormonas humanas con ingeniería genética, Microsoft iba gestando el lanzamiento de Windows, el término “Realidad Virtual” se integraba en nuestro vocabulario y ya empezaban a circular unos objetos llamados CD-ROMs. También por aquel año, el secretario y miembro de la Academia de los Premios Nobel, Per Gillensten anunciaba al escritor Colombiano Gabriel García Márquez como el destinatario del galardón en Literatura. Fiel al resto de niños españoles, me enfundé mi camiseta de Naranjito cogí mi pelota y me fui al parque a leer mi libro del Barco de Vapor “Fray Perico y su Borrico”.
Puedo afirmar que, actualmente y por motivos laborales, mi relación con la tecnología es una relación estrecha y fuerte. Una lectura de una huella dactilar abre la puerta de la Junior Suite a ese cliente que recibe la bienvenida con un mensaje de voz informándole de la previsión meteorológica, cita una breve estrofa de su escritor favorito mientras elige el aroma que desea envuelva su habitación durante su estancia y elige la foto junto a su hija en las playas de Cádiz como fondo de Pantalla del Surface de su habitación.
El alto grado de adaptación a la tecnología por parte de la sociedad no va, lamentablemente, vinculado al grado de ética, conducta moral y educación que quisiéramos. Es fácil ver a un niño, que apenas enlaza 3 palabras seguidas, con un terminal telefónico de última tecnología buscando con sus dedos la aplicación que le hace sonreír. Es fácil ver como unas sesiones de láser frenan un proceso de Retinopatía Aguda. Es común observar personas capaces de mantener 10 conversaciones por Whatsapp al mismo tiempo con una sola mano, organizarse sus 3 cuentas de correo electrónico, su perfil de Facebook, su Twitter, realizar sus compras “online” y enviar muestras de cariño y felicitaciones a cualquier parte del mundo con un simple click.
Gracias Tecnología, hoy haces que me sienta nuevamente a recordar y poner en práctica mis viejas costumbres.
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