Un joven está en la cama. Empieza a sonar una leve melodía; incita a despertarse con buen humor y gran sosiego. Él, da vueltas por la cama durante un rato al son de la melodía durante varios segundos. Se estira y se levanta. Se levanta de la cama y a dos pasos tiene un ordenador con una Silla.

– Enchúfate pantalla. – Y el monitor se enciende.

– Veamos que se cuentan los amigos. – Dijo mientras se sienta, enchufa el monitor y ojea las redes sociales.

Tras quince minutos ojeando por encima todo, cierra la ventana. Piensa durante un minuto, sólo está su fondo de escritorio y los símbolos del ordenador, símbolos que ya son tiranos.

– Juguemos un rato. – Se enchufa un videojuego y comienzan sus florituras con las manos. Al rato apaga también.

– Mejor… escucho algo de música. – Se pone melodías mientras reclina la silla y se tumba a disfrutar del sonido psicodélico que le inunda todo su cuerpo atrofiado.

– Que ganas de mear. – Dice mientras coge un tubo que hay cerca del escritorio. Allí introduce su miembro y comienza a orinar.

– Tengo hambre. – Se acerca un micrófono a la boca. – Tecno, sírveme un café calentito y algún croissant para desayunar.

– Tiempo estimado para servir desayuno, treinta segundos. – Dice una voz robótica. Sale un pequeño robot que le sirve unos cubiertos y le coloca un babero.

El robot se retira por donde había llegado y vuelve a los pocos segundos. Volvía con un café y una pieza de bollería.

– Tecno, te había pedido un croissant, no estos bizcochos. – Dice él.

– No se disponen de los recursos solicitados para servicio. ¿Desea solicitar abastecimiento de víveres? – Dice el robot.

– No es necesario, me conformaré con esto. – Dice él, ya cansado tras los cuarenta agotadores minutos de mañana.

– Dormiré una siesta, hoy está siendo una mañana larga. Silla, desplázame a la cama, ya he usado demasiado las piernas. – La Silla se mueve cerca de la cama y él se deja caer boca abajo sobre la cama.

Duerme durante varias horas. Se despierta largo rato después. Se sube de nuevo a la silla.

– Llévame al monitor central Silla. – La Silla se va moviendo hasta la pantalla.

– Ordenador, sugiera algo de lectura clásica. – Dice mientras cierra los ojos.

– Lecturas clásicas recomendadas, adecuada al carácter del usuario. Buscando… Se sugiere novela erótica para el día actual.

– ¿Desea introducir datos del libro directamente en la base de memoria del cerebro?

– No, mejor ponme un holograma y ves leyendo tú, no me gusta acomodarme tanto.

Pasan dos minutos y él ha despertado toda su líbido.

– Llama a mi amante – Coge las gafas de su falsa realidad y comienza a acariciarse. – Ella responde.

– Buenas cariño, ¿Qué ocurre? – Pregunta ella.

– Estaba leyendo una novela bastante verde y me gustaría tener algo de sexo. – Responde él.

– Vale… de acuerdo, espera que me conecto las gafas. – Ella se pone unas gafas y los dos empiezan a despreciarse en la distancia.

Tras varios minutos las gafas hacen su función y ellos alcanzan el orgasmo.

– Bueno cariño, ya hablamos. – Dice él.

– Espera, ¿hace cuanto que no salimos a pasear? ¿hace cuanto que me no me dices que me quieres?

– Ahora no me apetece pasear… Pero vale… lo que sea por verte feliz. – Ordenador activa simulación gráfica del prado de ensueño. Todo adquiere ese perfecto idílico.

– ¿Ya no me quieres? – Preguntó ella.

– Lo siento, pero no puedo. – Respondió él, algo triste.

– Hemos terminado. – Sentencia ella y se cierra la llamada y sólo queda su oscura habitación.

– Nunca me había fijado que ésto era tan pequeño… Ordenador, prepara transporte, voy a salir. Ya no recuerdo ni la última vez que salí de casa. En fin… Ordenador envía una solicitud de relación en alguna página de relaciones.

Progreso técnico, nunca fue igual a progreso moral.

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